Catorce personas murieron y otras 42 resultaron heridas en la noche del sábado al caer el autocar en el que viajaban por un terraplén de 15 metros. El siniestro, el más grave registrado en España desde el año 2000, se produjo sobre las 23.20 horas en la carretera de Calasparra, en la Venta del Olivo, en el municipio murciano de Cieza. Las primeras investigaciones apuntan a un exceso de velocidad y una posible distracción, aunque el conductor aseguró que habían fallado los frenos. El chófer, que dio negativo en las pruebas de alcohol y drogas, está imputado de los delitos de homicidio, lesiones e imprudencia.

Las víctimas mortales y los heridos eran vecinos del pequeño municipio vitivinícola de Bullas, y regresaban de Madrid tras participar en un acto religioso de devoción a la Madre Maravillas, organizado por el sacerdote de la localidad, de 36 años y fallecido en el accidente.

El autocar, en el que viajaban dos conductores, tenía una antigüedad de "nueve o diez" años, según su propietario (la empresa J. Ruiz), y hacía dos días que había pasado la revisión, precisamente por el viaje que tenía a Madrid. Algunos supervivientes relataron que, justo antes del accidente, los pasajeros oyeron gritar al conductor "no puedo frenar, no puedo frenar", según El País. El chófer también mantuvo ante la Guardia Civil que habían fallado los frenos.

La Santa Maravillas, cuyos restos mortales fueron visitados el sábado por un centenar de vecinos de Bullas, creó un culto en la zona porque en su tiempo veraneó en la finca Carrascalejo de este municipio murciano. La figura de la carmelita descalza está ligada a Bullas y Cehegín, y en el paraje del Cristo del Carrascalejo se levanta el palacete familiar en el que tantas temporadas pasó la monja.

Los vecinos de Bullas habían visitado el sábado el convento de las Carmelitas Descalzas, ubicado en el Cerro de los Ángeles, en Getafe, Madrid, entre las cuatro y las siete de la tarde. Después partieron hacia Bullas, y pararon a descansar unos minutos en La Roda (Albacete), 100 kilómetros antes del lugar donde se produjo el accidente, en la Venta del Olivo, el cruce donde se encuentra el desvío hacia la localidad murciana. Al parecer, el autocar se salió del carril, dobló el quitamiedos y se precipitó por el terraplén hasta parar, 15 metros más abajo, sobre uno de sus costados tras dar varias vueltas, que destrozaron su parte superior.

Diez de las víctimas murieron en el acto, y el resto en los hospitales a los que habían sido trasladados. Al cierre de esta edición continuaban ingresadas 28 personas, de las que 11 estaban graves, y de ellas, tres muy graves. También permanecían en distintos hospitales 17 pasajeros con heridas de diversa consideración.

Seis de los cadáveres fueron trasladados ayer por la tarde al pabellón Juan Valera de Bullas, otros siete al tanatorio de esta localidad y el del párroco local al tanatorio Padre Jesús de Espinardo, ya que este último será enterrado en esta localidad de donde es natural.

El funeral se celebrará a las 11.00 horas de hoy en el pabellón Juan Valera de Bullas, y está previsto que asistan los Reyes, quienes ayer trasladaron sus condolencias a los familiares de las víctimas. El Gobierno central estará representado por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, además de otras autoridades.