Algunos vecinos de Soto del Barco aseguraron haber vivido episodios en los que el padre maltrataba a las pequeñas. Un empleado municipal reconoció que una ocasión llegó a llamarle la atención al presunto homicida por la forma en que estaba tratando a las crías, golpeándolas en público. "Son tozudas, no hacen caso", aseguran que respondía.

Los vecinos tampoco entablaron mucha relación con José Ignacio Bilbao. "Era un tipo solitario, paliduco, apagado; con el pelo canoso, alto y delgado", aseguró un vecino. Rara vez se comunicaba con nadie y en la mañana de ayer fue visto tomando un café en un bar de La Arena. "A mí me pasó el periódico", recordaba una mujer. "Se relacionaba más en Soto", apuntó otro.

"Esto es increíble, esto es un pueblo muy tranquilo y encima lo tienen que pagar unas crías; si tenía problemas que se hubiera matado él", comentaban en un corrillo frente a la vivienda, donde los agentes de la Guardia Civil y Policía Local inspeccionaban los cadáveres acompañados del juez de Pravia.

En Soto del Barco, donde residen la madre y las pequeñas, la nefasta noticia fue cayendo a cuentagotas. Algunos vecinos supieron del trágico suceso por los periodistas. Apenas podían dar crédito. "Era una familia muy integrada en Soto del Barco", señalaron.