Una agente de la Policía Nacional de 36 años, Vanessa María Lage Carreira, falleció y un compañero subinspector del mismo cuerpo, Vicente José Alló Barona, de 41, permanecía al cierre de esta edición en estado grave luchando por su vida en la UCI del Hospital Xeral de Vigo a raíz de un tiroteo ocurrido después de que un atracador, que también perdió la vida, abriese fuego contra los efectivos que se habían trasladado a una sucursal bancaria de Abanca de la calle Doctor Carracido, en el barrio de O Calvario, tras recibir la alerta de un asalto. El asaltante, de 50 años de edad y que había tomado como rehén a la subdirectora de la entidad y que la llevaba a modo de escudo cuando salió de la entidad y comenzó a disparar, ha sido identificado como Enrique Lago Fariñas, alias El escayolista, conocido de las fuerzas de seguridad con un historial delictivo que se remonta a la década de los 80 por tráfico de drogas y robos con violencia, aunque no tenía antecedentes policiales recientes. Un hermano de éste tenía también antecedentes antiguos, como un atraco a una sucursal bancaria de Pontevedra. La agente fallecida y el herido, ambos pertenecientes a la UPR (Unidad de Prevención y Reacción), no llevaban chalecos antibalas. Aunque la investigación acaba de arrancar y sigue abierta, la principal hipótesis de la Policía Nacional es que el asaltante actuó solo. Al parecer, podría haberse trasladado hasta la sucursal en una furgoneta que fue retirada de la zona por los investigadores.

Enrique Lago residía en la calle Salón, en el barrio de Becerreira, en Cabral. Tenía una empresa de impermebialización, de ahí su apodo de El escayolista, y, según vecinos, tenía su vivienda a la venta desde hacía tiempo. Divorciado y sin hijos, según las mismas fuentes tenía problemas económicas y sufría una enfermedad grave.

Todo ocurría en torno a las 14.30 horas. El asaltante accedió a la entidad, ubicada en el número 47 de la calle Doctor Carracido, y su aspecto -con una especie de barba postiza o braga blanca- ya despertó sospechas. Ya a punto de cerrar, en ese momento había cuatro empleados y ningún cliente. Una de las trabajadoras decidió salir al exterior y dar la alerta. El 091 recibió una llamada y de inmediato una patrulla que estaba cerca llegó al lugar y observó al atracador dentro. En los primeros momentos fueron cuatro los policías nacionales que acudieron: los dos que después recibirían los impactos de bala estaban de "apoyo", según informó el delegado del Gobierno, Santiago Villanueva, en una rueda de prensa convocada de urgencia.

Presuntamente al percibir la presencia policial en el exterior -ningún agente llegó a entrar en la oficina, si bien algunas fuentes indican que habrían llegado a intentarlo sin éxito-, el atracador decidió coger como rehén a la subdirectora. La puso delante suya a modo de escudo, agarrándola del cuello con uno de sus brazos, mientras en el otro portaba un arma de fuego, una pistola del calibre 9 parabelum. De este modo salió al exterior. "Ya salió con el arma apuntando, actuó de forma suicida; tenía la cara cubierta hasta la nariz, un gorro y una chaqueta oscura, sólo se le veían los ojos", explica Javier Ferreira, de 23 años, un repartidor una cafetería cercana.

El asaltante disparó sin mediar palabra contra los dos primeros policías a los que vio en frente suya sin que éstos resultasen heridos. En un momento dado, la rehén logró zafarse de su captor y cuando éste se giró hacia la izquierda para escapar por la misma acera en la que se ubica la oficina bancaria ya se encontró de frente con los otros dos policías, los que recibieron los impactos de bala. "Cálmate, cálmate", le llegó a tratar de tranquilizar la policía Vanessa María Lage sin éxito, ya que el ladrón al menos le disparó en dos ocasiones, provocando que la agente es desplomase. El asaltante también alcanzó al compañero de esta agente, Vicente José Halló, que recibió cinco disparos. Esta policía, malherido, llegó a ponerse en contacto con la central para alertar de que estaba herido de bala y que se necesitaban refuerzos. En el cruce de disparos que se cruzaron el ladrón y los agentes, el asaltante también cayó desplomado y falleció. "Los disparos duraron poco, apenas uno, dos o tres minutos; y después la escena que quedó era trágica: el atracador estaba tirado en el suelo y murió al instante, la policía también estaba en el suelo y su compañero herido intentaba reanimarla", describe el repartidor que vio esta escena, que añade que en su opinión el asaltante salió ya con la clara intención de abrir fuego, "de jugársela". Los disparos alertaron a numerosos vecinos. "Escuché una ráfaga de 20 o 25", añadía Tomás, residente en la zona, que, como otras personas que se acercaron al lugar alertadas por el ruido, señalaron que de inmediato llegaron hasta el lugar numerosas patrullas, tanto de la Policía Nacional como de la Local, que acordonaron la zona.

La agente herida fue trasladada al hospital, pero moría poco después debido a la gravedad de sus heridos. Su compañero permanecía al cierre de esta edición en la UCI del Hospital Xeral estable dentro de la gravedad. Mientras, la subdirectora de la entidad utilizada como rehén permanecía ingresada en el Hospital Povisa ya que resultó alcanzada por una bala en la parte su perior del hombro izquierdo y, aunque su estado se considera oficialmente grave, evoluciona bien y no se teme por su vida: a media tarde se preveía que iba a ser intervenida quirúrgicamente.

Fuentes policiales señalaron que el modo de actuar del atracador, tomando a una víctima como escudo, denota una intención "maligna y suicida". El arma de fuego que llevaba, una 9 mm Parabellum, no era moderna, pero tiene capacidad para un mínimo de 13 y un máximo de 16 balas, además de las dos de la recámara.

El delegado del Gobierno compareció en la comisaría de Vigo en rueda de prensa a última hora de la tarde acompañado del subdelegado Antonio Coello y mandos policiales, una comparecencia en la que señalaron que, además de la pistola, el asaltante llevaba dos cargadores. La intención de la Policía es instalar la capilla ardiente de la agente fallecida en la comisaría de Vigo, aunque la decisión final la tomará su familia, a la que el delegado del Gobierno ha trasladado sus condolencias.

Villanueva ha hablado de "un día muy duro para Vigo, Galicia y España", y en especial, para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, para los familiares de los dos policías tiroteados, así como para la empleada del banco. El Ayuntamiento de Vigo decretó dos días de luto.