Vicente Allo, el subinspector gravemente herido tras recibir varios disparos el pasado viernes del atracador de un banco en la calle Doctor Carracido, dio ayer un paso de gigante hacia la vida. Tras casi cinco días en coma inducido, con un pulmón seriamente dañado, el agente, de 41 años, recuperó la consciencia, está desentubado aunque necesita el apoyo de una mascarilla de oxígeno para respirar. Aunque en las últimas jornadas había experimentado una apreciable mejoría, fue ayer cuando la progresión fue casi definitiva.

Rodeado de su familia, las primeras palabras del agente fueron destinadas a preguntar por sus hijos y, según un portavoz de la Comisaría, por el estado de la agente Vanessa Lage, muerta en el asalto por los disparos de Enrique Lago, el Escayolista. Pasado el mediodía, el equipo médico decidió despertar a Alló y su primera reacción fue desembarazarse de los tubos, por lo que se optó por retirárselos. "Estaba muy emocionado, lloraba, debía palabras sueltas, aunque siempre consciente de la situación", relataron desde el entorno familiar.

Fuentes conocedores del estado de Allo, ratificaron ayer que en el cuerpo del agente se aprecian severas contusiones -que le causaron un gran destrozo en el pulmón-, pero que no se aprecian orificios de salida de balas.

Silencio del Gobierno

Apenas unas horas antes de que despertase del coma el subinspector Allo, el delegado de Gobierno en Galicia, Santiago Villanueva, en visita a Vigo para acompañar a la ministra de Medio Ambiente, rehusó hasta en dos ocasiones explicar si ya se conocía el resultado de las investigaciones abiertas para aclarar si el agente portaba un chaleco antibalas que le habría salvado la vida.

El pasado viernes el propio Villanueva negó que lo llevase, pero desde el sábado ya no mantiene esta afirmación con la misma rotundidad, y se limita a decir que la investigación hoy, seis días después del atraco, sigue en curso. En este sentido, el Sindicato Unificado de Policía mantuvo que, en caso de que sí lo llevase, habría sido Allo quien se lo habría pagado de su propio bolsillo.

Mientras se desarrolla la investigación, los otros dos agentes que intervinieron en el operativo para intentar frenar al atracador tuvieron que entregar sus placas y pistolas, un hecho que forma parte del protocolo en este tipo de casos. Esas armas, junto a las de Allo, Lage y la del propio asaltante, están siendo analizadas, además de proyectiles y casquillos, por expertos en balística enviados a Madrid.

Por otra parte, miembros del servicio de prevención de riesgos laborales de la Jefatura Superior de Policía de Galicia acudieron ayer a la Comisaría viguesa para realizar una comprobación del material de protección disponible a petición de los sindicatos.

Durante la inspección se preguntó a los agentes correspondientes por el número de chalecos, cuántos se utilizaban, si había algunos todavía empaquetados y si las mujeres policías podían disponer de ellos.