La resolución de la primera vista penal que se celebró en Vigo por contaminación acústica, en la que el acusado, Fernando C.S., por el exceso de decibelios en su bar entre 2007 y 2012, aceptó una pena de dos años de cárcel, 1.200 euros de multa y un año de inhabilitación para trabajar en la rama de la hostelería, ha dejado satisfecha a la familia perjudicada que vivía en el piso superior al establecimiento, que recibirá una indemnización de 18.000 euros,

El núcleo familiar, formado por un matrimonio y tres hijos, considera que la decisión del acusado de aceptar la condena por conformidad, sin que tuviese que celebrarse el juicio, "ha hecho justicia" a todos los males vividos durante ese lustro. La madre precisó de tratamiento por el insomnio y la irratibilidad que le causó el no poder descansar y el hijo pequeño, que padece epilepsia y migrañas, sufrió más crisis.

El acuerdo entre las partes en la vista celebrada hace dos días, que evita el ingreso en prisión del acusado, también alegra a la familia de la vivienda, que no quería bajo ningún concepto que eso sucediese. "No podemos estar contentos porque no es una situación agradable todo esto, nos alegra que no vaya a prisión, no queríamos eso", expresan desde el domicilio, un mensaje que ya transmitió su abogada a la conclusión de la vista: "Mi cliente era lo último que quería".

Para esta familia denunciante, lo más importante de esta decisión judicial -es el primer hostelero condenado por los ruidos de su bar en Vigo- es que pueda servir de ejemplo para futuras situaciones similares que padezcan otras personas: "Ojalá sea un precedente, el descanso es algo muy importante y no era vida".