La sentencia establece que Marcial Dorado lavó unos 21 millones de euros mediante operaciones financieras "ficticias" entre sociedades y empresas controladas por él, de modo que el dinero salía de Suiza hacia España, donde se introducía en el circuito legal con la adquisición de inmuebles o la puesta en marcha de negocios lícitos.

La Audiencia Nacional también condena a penas de cárcel a su actual pareja, Otilia Ramos, y a una de sus hijas, María Dorado. Por su parte, absuelve a otros dos hijos del arousano y a su exesposa.

Había una decena más de imputados, como el abogado madrileño Félix Pancorbo, el ex guardia civil José Manuel Sánchez Zabala o el gestor de empresas de Palencia Eduardo Macho. Todos ellos estaban acusados de formar parte de la red creada para blanquear el dinero de Marcial Dorado, y han sido condenados.

Pero Zabala no tendrá que entrar en la cárcel porque refrendó durante el juicio el escrito acusatorio de la fiscal, y a cambio ésta le rebajó la condena. Se da la circunstancia de que tanto Zabala como su esposa, Sara Sánchez, se limitaron durante el juicio a aceptar las tesis de la fiscal y se negaron a responder a las preguntas de los abogados de los demás procesados. Una situación por lo que, según la sentencia, hay que tomar con cautela sus declaraciones. Tanto Zabala como su mujer actuaron como asesores o testaferros de Dorado, con una responsabilidad en los hechos mayor que otros muchos procesados, a pesar de lo cual ninguno de los dos ingresará en prisión.

Zabala investigó a Marcial Dorado en la operación Coto -en la que el arousano fue condenado por cohecho-, aunque posteriormente dejó la Guardia Civil y se puso de su lado. No obstante, con los años surgieron discrepancias entre ambos por la gestión y venta de la fábrica marroquí de aceites Oli Maroc y se separaron. Durante el juicio no tuvo compasión de su "exjefe".