Su puerta siempre estaba abierta a quien demandara ayuda. Predicó con el ejemplo. "Era un hombre de gran corazón, generoso, servicial, desprendido, acogedor, incapaz de despedir a nadie sin darle lo que tuviera". Se agotaban ayer los adjetivos para ensalzar al que durante 45 años fue el párroco de Vilanova dos Infantes, en Celanova. "Si lo mataron fue un mártir", zanjó Cesáreo Iglesias, el arcipreste de la zona. La muerte del religioso pudo deberse a un presunto homicidio por un robo. Nadie se explica semejante desenlace por dinero, cuando nunca lo negó.

La consternación de familiares y vecinos por la muerte de Adolfo Enríquez Méndez, de 77 años, se suma al temor de los feligreses a que los autores se apoderaran de la venerada Virxe do Cristal, la imagen mariana más pequeña del mundo, que de momento no aparece. En la rectoral, según afirmó una familiar, estaban vacías las fundas de la santa que el cura, encontrado muerto ayer por la tarde en un pajar cerrado con llave, custodiaba en la casa o incluso solía llevar encima, en un bolsillo, para mayor seguridad. A veces portaba una copia.

Don Adolfo fue encontrado por un hermano, después de dos días sin noticias, en un pajar del recinto de la rectoral. El cuerpo sin vida estaba boca abajo, con un golpe en la cabeza y sangre en la boca. El galpón también estaba cerrado con llave. La autopsia, que hoy se realiza en el hospital de Ourense, esclarecerá si la muerte fue, tal y como parece, violenta, y presumiblemente provocada por unos ladrones. La casa estaba totalmente revuelta y las habitaciones, cerradas. Al perro del sacerdote, un pequeño animal que ha sido acogido por una vecina, también lo encerraron los asaltantes en un cuarto.

Menos dudas existen, por el desorden de la casa, sobre un intento o un robo consumado. El sacerdote daba toda la ayuda que podía a los necesitados y era frecuente que personas, solas o en grupo, acudieran a su puerta a rogar limosna. A un vecino le venía ayer a la mente un vehículo con matrícula de Pontevedra estacionado con frecuencia en las proximidades de la rectoral, la iglesia y el cementerio, donde termina el núcleo de Vilanova.

Ahora su entorno encuentra ahí la explicación del presunto crimen. "Se lo habíamos dicho varias veces, pero él siempre abría las puertas y daba todo lo que tenía", lamentaba ayer una familiar. Sus hermanos trataban de convencerlo, desde hace tiempo, de que se mudara con ellos a Ourense para dejar de esta solo. "Estábamos todos deseando que se viniera con nosotros, tiene hermanos en Ourense y Xinzo, pero esta era su casa", manifestó José Manuel Enríquez, un sobrino.

La prueba forense también determinará la hora aproximada de la muerte. Según los testimonios recogidos ayer en Vilanova dos Infantes, todo indica que el asalto se produjo a última hora del lunes o durante esa madrugada. El suceso coincidió con otro hecho luctuoso que hizo a los vecinos no despertar sospechas hasta ayer.

Creyeron que iba a un funeral

El lunes, el párroco acudió al velatorio de un exdirector de la Banda de Música de Celanova. Paulino, un vecino que atendía voluntariamente su huerta, vio por última vez al sacerdote al atardecer. Adolfo barajaba acudir al entierro del fallecido. El sepelio se celebró el martes en una localidad de Valladolid, y por eso nadie sospechó cuando anteayer no se vio al párroco por la casa rectoral ni la zona.

Las sospechas se acrecentaron ayer, ya sin explicación de la ausencia. No respondía al teléfono. Paulino tampoco vio al religioso mientras se dedicaba a cuidar del pequeño viñedo junto a la rectoral. Por eso los vecinos decidieron avisar a uno de los hermanos del sacerdote. Cuando llegó tuvo que usar su llave. Desde el exterior no se veía movimiento y las puertas estaban cerradas. El pariente accedió por una bodega. Nada más entrar se encontró con el sospechoso desorden. Toda la vivienda estaba revuelta.

El hermano recorrió la casa y no encontró ningún rastro de su hermano, según las primeras informaciones. Fue entonces cuando decidió acudir al pajar. También estaba cerrado. Allí yacía don Adolfo, boca abajo, y con sangre en la boca, según algunas fuentes.

El hallazgo del cadáver se produjo sobre las 15.30 horas. La familia dio el aviso a la Guardia Civil y de inmediato se puso en marcha el protocolo ante la sospecha de muertes violentas. Agentes acordonaron los accesos durante las más de tres horas que duró la inspección ocular. Intervinieron agentes de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil bajo las órdenes de la jueza de Bande, que acudió en calidad de sustituta del juez de Celanova, donde se llevará a cabo la investigación. Está declarado el secreto de sumario.

El presunto homicidio ha causado un hondo pesar a la Iglesia. El obispo de la Diócesis de Ourense, Leonardo Lemos, se declaró "dolorosamente sorprendido" por el trágico suceso.

Revisar la casa y el santuario

Vilanova dos Infantes y la fe son uno. La falta de la Virxe do Cristal al cierre de este edición se había convertido en un amargor añadido al triste suceso. El arcipreste de Celanova y una monja que conoce el lugar donde el fallecido guardaba la imagen, pretendían comprobar en el interior de la vivienda si todavía sigue allí. Los investigadores no permitieron el paso más que a una cuñada de la víctima.

Los religiosos reemprenderán hoy la búsqueda de la imagen, de apenas cinco centímetros de alto, que preside la romería del 15 de septiembre. Revisarán a fondo en la propia rectoral y también acudirán al próximo Santuario da Virxe do Cristal.