La Guardia Civil ya no tiene dudas de que Adolfo Enríquez Méndez, párroco de Vilanova dos Infantes (Ourense) desde 1969, fue víctima de un robo violento en el que perdió la vida, supuestamente tras recibir varios golpes, al menos uno contundente en la cabeza, sin que se descarte el uso de algún objeto. La autopsia practicada ayer en el Complexo Hospitalario Universitario de Ourense (CHUO), durante cuatro horas, confirmó que una posible paliza le causó la muerte. Ya inconsciente o malherido, lo habrían cerrado en el pajar. No hay signos de que fuera arrastrado, según fuentes próximas al caso. La Policía Judicial, que ayer buscó huellas y rastreó cada metro de la vivienda, el patio y el galpón donde apareció el cuerpo, busca recomponer el puzle. A la espera de que una religiosa que conoce la ubicación de la imagen lo corrobore in situ, creen que la Virxe do Cristal, una figura singular de apenas cinco centímetros datada en el siglo XVII, fue parte del botín que se llevaron los asaltantes. Desvalijaron la casa sacerdotal por completo. También se contempla la posibilidad de que los autores se hayan deshecho ya de ella, dado su complicada venta en el mercado negro y su escaso valor económico -200 euros según estimó otro cura-; no así religioso e histórico.

La figura no apareció ayer ni en el Santuario del Cristal -situado a unos 500 metros del lugar del crimen, donde hoy se celebra el funeral- ni en la funda de una cámara de fotos en la que el cura solía guardarla cuando no la llevaba encima, en un bolsillo, como medida de seguridad. El domingo, el día anterior a la fecha estimada del crimen, el párroco la tenía en su poder y se la enseñó a un grupo de excursionistas. También cotejarán los investigadores con la Iglesia la relación de objetos que el párroco, que vivía solo y siempre abrió su vivienda a los necesitados, guardaba en la rectoral anexa a la capilla y el cementerio donde termina el núcleo de Vilanova. Es posible que el arcipreste de Celanova, Cesáreo Iglesias, acceda hoy a la rectoral para arrojar luz sobre los posibles objetos sustraídos. Ayer declaró ante la Policía Judicial en calidad de denunciante, en nombre de la Diócesis de Ourense.