Al menos una persona ha muerto y nueve resultaron heridas, entre ellas dos niños, durante una celebración al aire libre en un barrio de Detroit, en Michigan. La Policía informó que uno de los heridos se encuentra en condición crítica, mientras que los otros ocho tendrían heridas leves. El tiroteo tuvo lugar en una pista de baloncesto en un barrio de Detroit, en la que se celebraba una fiesta a la que han asistido entre 400 y 500 personas.

Este suceso se ha producido pocos días después de la masacre ocurrida en la histórica iglesia metodista Madre Emanuel de Charleston, en Carolina del Sur.

La histórica iglesia reabrió ayer sus puertas y celebró su primer servicio cuatro días después de que un joven blanco de 21 años, Dylann Roof, matara a tiros a nueve feligreses negros en una de las peores tragedias en un centro religioso de Estados Unidos.

Estos dos sucesos han reabierto así, de nuevo, el debate sobre la ley de armas, como sucede cada vez que hay una masacre de este tipo, aunque hasta el momento sin tomarse ninguna medida. "Las puertas de la iglesia están abiertas. No hay malvado, ni demonio, ni infierno en la Tierra que pueda cerrar las puertas de la iglesia de Dios", proclamó el reverendo Norvel Goff ante centenares de feligreses que acudieron al lugar ayer.

La afluencia de feligreses en la histórica iglesia superó el aforo máximo de 1.200 personas y los rezos y cánticos se extendieron a los alrededores del centro religioso, escenario en los últimos días de muestras de apoyo con las familias de los fallecidos.