El guardia civil herido por el batería de Los Piratas declaró, ayer, ante la titular del Juzgado número 2 de Ponteareas que Javier Fernández utilizó un tenedor y otros cubiertos para atacarle. En el atestado de la Guardia Civil se aportan dos partes de lesiones que así lo acreditan. El primero de ellos es de las dos de la tarde del 26 de agosto, aproximadamente dos horas después de que ocurriesen los hechos. En él se habla de una herida sangrante en el entrecejo cuyo tratamiento médico indicado fue "betadine y hielo", según señaló ayer el abogado de la familia del batería, Gerardo Gayoso, presente en las declaraciones de los testigos. En el segundo parte de lesiones del guardia civil herido, de las siete de la tarde del mismo día, se mencionan marcas de tenedor en su antebrazo, para lo que el médico también indicó hielo local.

Por su parte, la Fiscalía ha incoado 14 diligencias de investigación en las que solicita, entre otros, un informe psicológico del guardia civil que disparó, un informe de su instructor de tiro y sus pruebas de tiro. Además, en el expediente de este caso también se ha incluido un informe de la Policía Científica de la Guardia Civil, en el que se reconoce la existencia de varios cubiertos en la cocina que serían los que habría cogido Javier Fernández para enfrentarse al guardia civil. Concretamente, se menciona un tenedor doblado, que sería el que presuntamente habría usado el músico para herir al guardia civil. Asimismo, en este informe también se detallan las posiciones de los dos agentes presentes y los fragmentos del proyectil encontrados.

Además del guardia civil herido, también declararon ayer ante la jueza dos de los tres sanitarios que acudieron a casa de Hal, como llamaban sus amigos a Javier Fernández. Ninguno de ellos quiso hacer declaraciones a los medios. Sin embargo el abogado de la familia aseguró que los dos reconocieron que cuando llegaron a la casa, tanto la mujer de Javier, Andrea Montes, como el bebé, ya estaban fuera de la casa.

Respecto a la posición de los sanitarios en la vivienda, el representante legal de la viuda afirmó que los dos declararon que se encontraban detrás de los guardias civiles y que, ayer, ninguno corroboró la versión oficial de la Guardia Civil de que Javier Fernández se habría abalanzado sobre uno de los agentes. Además, uno de los sanitarios mencionó que al ver al batería creyó que estaba "delirante", según relata el abogado de la familia.

El último en testificar ayer fue Pablo, el amigo del batería y testigo del disparo dentro de la vivienda. A su salida de la sede judicial, ayer a las cuatro y media de la tarde, no quiso hacer declaraciones sobre su comparecencia y se limitó a señalar que "se han dicho barbaridades sobre Hal, amaba profundamente a su mujer y a su hijo. Era un buenazo y su único problema era que estaba enfermo y tuvo una crisis".

El letrado de la viuda sí explicó que este testigo declaró que se encontraba dentro de la vivienda cuando ocurrió el disparo y explicó cuál era su posición y la de los guardias civiles dentro de la casa. Además mostró los whatsapps que la mujer de Javier le había enviado aquella mañana para comunicarle el estado de alteración en el que se encontraba su marido y pedirle que fuese a la casa.

También estaba previsto que ayer fuese a declarar una vecina de Guláns que llamó a la Guardia Civil para alertar de la situación que ocurría de la casa de Javier y Andrea, sin embargo, finalmente no acudió.