La paliza que acabó con la vida de la portuguesa Silvina de Oliveira, de 33 años, en una habitación alquilada en la avenida do Fragoso en Vigo no era la primera que recibía a manos de su pareja y agresor, Pedro Rodrigues, de 55 años, que se quitó la vida con un cóctel de medicinas y drogas tras convivir un par de días con el cadáver oculto en el armario. La Policía Nacional había acudido en varias ocasiones al domicilio de una pareja que rozaba la marginalidad, carecía de oficio conocido y vivía una relación bronca a causa del alcohol y las drogas.

"Maquíllame y tápame los golpes", pidió a una peluquera del barrio en una de las ocasiones mientras esperaba que una ambulancia la recogiera para ir a Urgencias. La profesional se negó. Silvina abandonó el barrio unos meses, pero al final volvió con Pedro. De hecho, de confirmarse ambas identidades por las autoridades lusas como se ha solicitado, Pedro Rodrigues estaba pendiente de ser juzgado por malos tratos a la víctima.

Al menos dos de las denuncias por violencia de género se presentaron el año pasado. Una de ellas se archivó porque Silvina no quiso declarar contra Pedro, pero la otra siguió adelante ya que aunque ella no quiso implicar a su pareja, había testigos.

La autopsia resultará fundamental para conocer la fecha y la causa de la muerte de cada uno de ellos. La última vez que los vecinos vieron con vida a Silvina fue el jueves pasado. Aquella noche estaba con Pedro tomando unas cervezas en una terraza próxima a su casa cuando discutieron y él la abofeteó. La mujer pagó las consumiciones y se marchó. Su pareja subió al baño, preguntó si estaba todo pagado y abandonó el local. Se sospecha que la bronca siguió en el piso y pudo tener lugar el crimen.

Otra asesinada en Palencia

El lunes, además de la víctima mortal registrada en Vigo, la violencia de género se cobró otras dos vidas en Erandio (Bizkaia) y en Murcia, dejando asimismo otra mujer muy grave en Zamora. Y ayer la Guardia Civil encontró el cadáver de C. M. O., de 33 años, acuchillada presuntamente por su pareja, de 46 años, A.T., que después se ahorcó en el bar que regentaban en Guardo (Palencia).