El presidente francés Francois Hollande andaba ayer de anfitrión de la presidenta de la Corea del Sur Park Geun-hye, pero sus auténticas preocupaciones provenían de los cielos encapotados de París. Anteanoche hubo cena de gala, que casi coincidió con el pico de subida de las aguas del Sena a su paso por la capital francesa: 6,09 metros. A las nueve de la mañana de ayer el nivel había descendido tan solo cinco centímetros pero apenas llovió en París ayer y eso fue motivo de tranquilidad.

Los aficionados al tenis de todo el mundo comprobaron los nubarrones pero la ausencia de lluvia en las dos horas que duró la final femenina de Roland Garros, con triunfo español. Ambiente húmedo, temperatura de 15 grados. Lo peor, pues, parece haber pasado para la Ciudad de la Luz. Las autoridades cuentan con que el descenso sea muy paulatino y no se acelere hasta después del fin de semana, siempre y cuando las nuevas lluvias que se prevén no sean tan torrenciales como las registradas a lo largo de los últimos días.

Los turistas, mientras tanto, continuaron ayer haciendo de la necesidad virtud.

A la vista de que muchos de los museos más visitados de París como el Louvre, el Orsay o el Grand Palais permanecerán cerrados hasta el martes, pocos quisieron perderse la oportunidad de retratar con sus cámaras un momento histórico como este.

Por el momento, las lluvias torrenciales que han asolado a la capital francesa, han causado cuatro muertos y 24 heridos, datos actualizados ayer por la tarde por el primer ministro francés, Manuel Valls. tras reunirse con el gabinete de crisis en el Ministerio del Interior. Hay 20.000 evacuados, casi todos en la región parisina.

La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, señaló que la situación se ha estabilizado en la capital y que se asiste a un comienzo de decrecida del Sena, aunque insistió en que "hay que permanecer vigilantes".