En una investigación tan compleja como está resultando la de la desaparición de Diana Quer, su teléfono móvil se constituye como clave. En su día la Guardia Civil pudo conocer gracias a las pesquisas técnicas que la joven se movió en coche la noche del 22 de agosto.

El movimiento del móvil en relación con las antenas repetidoras así lo evidenciaba, hasta que se perdió el rastro de la chica al apagarse el terminal. Y ahora, pese a no tenerlo físicamente, los agentes indagan en el contenido del aparato accediendo a llamadas y mensajes en busca de pistas sobre lo qué le pudo haber ocurrido a esta joven madrileña.

Lo que ha trascendido es que los datos que Diana tenía almacenados en la nube fueron borrados o desconfigurados por alguna persona, como habrían comprobado los agentes tras analizar la memoria virtual del teléfono.

En el caso de esta desaparición, que es considerada prioritario, han llegado a trabajar más de 100 agentes.