Los tres jóvenes que protagonizaron en julio de 2014 una persecución policial por el centro de Santiago de Compostela se sentaron ayer en el banquillo de los acusados. Uno de los agentes que trató de dar caza a los sospechosos, dos de ellos vecinos de A Coruña y asistidos por el letrado Diego Reboredo, declaró que iban "como locos" y que lograron darles alcance porque al coche en el que circulaban le reventaron las cuatro ruedas tras impactar contra una acera. "Nunca he tenido una persecución de este tipo en 11 años de policía", indicó el agente, quien describió que los imputados "no frenaron en ningún momento", ni en los cruces. Los sospechosos circularon por calles peatonales y arrancaron bolardos.

Los imputados, según el Ministerio público, "arrancaron rápidamente" cuando observaron que llegaba un vehículo policial al local donde habían tenido una pelea. La Fiscalía acusa a uno de los dos hermanos coruñeses de una falta de lesiones, por la que reclama que sea condenado a una multa de 720 euros. El sospechoso, según la acusación, propinó un puñetazo a un joven durante una discusión. Su familiar lo agredió con un vaso de cristal, por lo que se enfrenta a una petición de tres años de prisión por cometer un delito de lesiones. El fiscal imputa al conductor del turismo un delito de conducción temeraria por el que exige que sea castigado con un año de cárcel y con la privación del derecho a conducir vehículos durante cinco años. Los tres acusados negaron durante el juicio haberse dado a la fuga.