"Sin la intervención del recurrente", en alusión a Alfonso Basterra, "no hubiera podido ser llevado a cabo el macabro desenlace", la muerte de Asunta. Así consta en el fallo del Tribunal Supremo el que desestima por unanimidad los recursos de casación interpuestos por los progenitores de la menor, Rosario Porto y Alfonso Basterra, contra la sentencia del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) que los condenó a 18 años de prisión a cada uno por el asesinato de su hija.

Para el Supremo, del que se conoció ayer la sentencia tras el fallo del 11 de octubre, el TSXG consideró "con fundamento" que "aunque no haya podido pormenorizarse por entero la intervención" de Basterra, este "participó en la decisión en plano de igualdad con Rosario Porto e intervino con actos esenciales que condujeron a la ejecución del hecho criminal proyectado".

La sentencia, que alega que el jurado contó con "suficientes indicios" para destruir la presunción de inocencia de ambos, concluye que "los hechos incriminatorios son los mismos en el padre y la madre de la menor hasta el día del desenlace", en el que los tres comen juntos y durante el tiempo que están comiendo o en la sobremesa en casa del padre, la niña ingirió un medicamento que la dejó sedada.

Señala la Sala Segunda del Supremo que "el suministro de gran cantidad del fármaco Orfidal por parte" de Basterra, "de acuerdo con Rosario, facilitó sobremanera que una hora después, aproximadamente, con suma facilidad y con solo obstruir unos pocos minutos las vías respiratorias de la menor se produjera" su "muerte alevosa". Basterra, añaden, "compra y hace acopio del Orfidal que suministraban a Asunta" y tiene "consigo" a la niña los días en que aparece mareada. Basterra, "a las 6.20 acompaña a la niña, conociendo los síntomas del medicamento, lo que va a favorecer la muerte y a la vez que en su entorno vital más próximo podrían considerar la muerte un efecto de la enfermedad padecida (ataque de alergia)", detalla la sentencia.

Para el Tribunal Supremo, el suministro previo y reiterado de tal medicamento produjo "perniciosos efectos para la salud de la niña" y facilitó el crimen de Asunta. "Sin esa circunstancia habría resultado imposible llevar a buen término el macabro plan, así como atribuir un intento de agresión a la menor a un propósito del agresor de asfixiarla", añade el Supremo en la sentencia.

El fallo señala que el padre es quien se encarga de comprar las cajas de Orfidal; tiene a la niña los días en que aparece mareada -un total de tres-; no hace nada para diagnosticar la posible enfermedad causante de la descoordinación; echa la culpa a su madre, a quien responsabiliza de la administración de antihistamínicos o de darle "polvos blancos", y afirma también que lo máximo que le da a la niña es un "flis flis" en la nariz.

Además, el padre no denuncia el confuso intento de dar muerte a Asunta Basterra en la noche del 5 de julio y también acompaña a su hija en la comida y sobremesa del día 21 de septiembre, cuando se produce la ingesta tóxica de lorazepam, según muestran las pruebas médicas.

Junto a ello, y entre otros tantos indicios, Alfonso Basterra pasa tiempo con la pequeña instantes antes de que suba al coche de su madre para ir a la casa de campo que se encuentra las afueras de Santiago de Compostela, conociendo los efectos del medicamento en su hija, efectos que facilitaron el asesinato.