Los acusados de participar en una operación ficticia de tráfico de drogas que acabó en un intento de asesinato de la persona que presuntamente iba a comprar las sustancias negaron ayer en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de A Coruña formar parte de una banda criminal que operaba en toda Galicia, tal y como les acusa la Fiscalía. Algunos de los procesados puntualizaron ante el tribunal que se conocían porque mantenían relaciones empresariales. El representante del Ministerio público reclama para los siete encausados penas que oscilan entre diez años y nueve meses de prisión y 26 años y medio de cárcel. El fiscal les imputa delitos de integración en grupo criminal, robo en grado tentativa, asesinato intentando y tenencia ilícita de armas.

El presunto cabecilla de la trama era el encargado de "planificar y contactar" con interesados en adquirir droga. "Se desplazaba personalmente en su vehículo por toda la geografía gallega e impartía instrucciones al resto de acusados", relata la Fiscalía en su informe, en el que destaca que "al menos desde septiembre de 2016" los sospechosos realizaron "de manera permanente ilícitos graves en diferentes puntos de Galicia". La Guardia Civil registró los domicilios de tres de los sospechosos, situados en Lugo y Ponteareas, donde se incautó de armas y munición. La mayoría de las veces concertaban operaciones de venta de sustancias estupefacientes ficticias "con el propósito de obtener importantes cantidades de dinero que tenían en su poder los compradores", según el fiscal.

Los hechos por los que ayer se sentaron en el banquillo de los acusados sucedieron el 4 de diciembre de 2014 en el domicilio de la víctima, situado en Muxía. El líder del grupo había contactado previamente con ella para cerrar la venta de sustancias estupefacientes. El afectado tenía el dinero preparado para pagarles la droga que nunca le llegaron a llevar. El cabecilla de la organización está acusado de impartir "de manera directa" instrucciones a los otros miembros de la banda para que diesen el golpe.

Así, tres de los imputados, tras parar en una tienda de un polígono industrial de Santiago de Compostela para comprar gorros y guantes con la intención de evitar ser identificados, se dirigieron a la casa del comprador. Una vez allí, cubiertos con pasamontañas, le exigieron que les entregase "todo" lo que tuviese. Como no accedió a darles el dinero, uno de ellos le disparó desde el vehículo en el que se habían desplazado a Muxía "con la intención de acabar con su vida", pero la bala no llegó a alcanzarlo. "Con idéntico propósito", otro de los procesados lo tiroteó a la altura del abdomen antes de huir en el automóvil. El afectado sufrió varias perforaciones y necesitó ser trasladado de urgencia al hospital. En curar de las heridas tardó 60 días, y como secuela le quedó la imposibilidad de flexionar completamente un muslo.

Ante el tribunal todos negaron formar parte de la organización criminal. "No es verdad" o "es totalmente incierto" fueron algunas de las expresiones que dirigieron los acusados al Ministerio Público cuando les cuestionó sobre su participación en los hechos. Uno de los imputados contó que mantenía relaciones empresariales con otro acusado por los negocios de ocio que regentaban ambos, pero negó cualquier vínculo más allá de la mera relación de negocios. "Es totalmente mentira", respondió. El resto de procesados mantuvieron la misma postura: negar formar parte de una banda criminal. Además, muchos de ellos aseveraron que no seguían las instrucciones de los presuntos cabecillas. "Ninguno me daba directrices", afirmó uno de los procesados. El juicio se prolongará hasta este miércoles.