Desde que explotó el operativo el lunes el mutismo y el misterio habían sobrevolado sobre el golpe antidroga que dirige Juan Carlos Carballal, titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Vigo. En lo que sí se incidía era en que se trataba de una operación "importantísima y especial", unas palabras que cobran sentido al desvelarse que las pesquisas del magistrado desarrolladas por los Grupos de Respuesta Especializada contra el Crimen Organizado (Greco) de la Policía Nacional han logrado desarticular una peligrosa organización colombiana, el cártel de Los Boyacos de Bogotá, que se había asentado en España con dos de sus capos, con Galicia como centro de operaciones, para encargarse de todo el negocio: desde el transporte de la cocaína por vía marítima hacia las costas gallegas hasta hacerse cargo ellos mismos de la distribución en vehículos por toda España.

Lo que convierte este dispositivo en pionero, es que por primera vez se ha actuado contra un grupo colombiano que actuaba en solitario en todas las fases sin que hayan aparecido clanes gallegos de por medio. El operativo policial frustró sus planes. Todavía abierto y bajo secreto sumarial, el balance provisional es de 24 detenidos, la inmensa mayoría colombianos, de los que 16 ingresaron ayer en prisión. Entre los que fueron a la cárcel están los dos capos del cártel que se habían venido a España: R.A.R.A., El Mono, y J.P., conocido como El Loco. Su mujer está entre los apresados. La cantidad de droga incautada también refleja lo espectacular del golpe: el total ronda los 2.000 kilos y toda la droga fue aprehendida en tierra. La mayoría de la mercancía fue hallada en un almacén, aunque parte-al menos 218 kilos- iba en seis coches interceptados en Padrón y Pontevedra cuando se dirigían a distribuirla hacia otras zonas de España.

La de ayer fue una de las jornadas más maratonianas y largas que se recuerdan desde hace tiempo en los juzgados de Vigo. De los 24 detenidos, 21 pasaron a disposición judicial tras quedar los otros tres libres en sede policial. Y entre los que comparecieron ante el juez -muchos se acogieron a su derecho a no declarar-, con respecto a 16 se dictó auto de ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza. Otros cinco quedaron en libertad, uno sin medidas cautelares y los restantes con la obligación de comparecer cada 15 días en los juzgados y retirada de pasaporte. Las comparecencias se prolongaron nueve horas. La mayoría de los arrestados eran colombianos y entre los españoles, con un papel secundario en la organización, no hay ningún gallego. La causa se sigue por un delito contra la salud pública y de organización criminal.

El operativo ha frustrado los planes del cártel de Los Boyacos de expandir su negocio a España. Dado el secreto que pesa sobre las actuaciones, muchos datos no han trascendido. Lo que sí se sabe es que miembros de esta organización se habían venido a España: fijaron su residencia en Madrid, pero el centro de operaciones lo tenían en Galicia, hasta donde presuntamente traían la droga por mar. Una parte importante de los 2.000 kilos de cocaína incautados estarían en una especie de almacén y la banda contaba con una flota de vehículos para después distribuirla desde la comunidad gallega al resto de España.

En el operativo del pasado lunes en el supermercado Lidl en Pontevedra fueron capturadas cinco personas, la mayoría colombianos, que viajaban en dos de esos coches: la droga apareció camuflada en dobles fondos, en un caso 40 kilos y en otro 50. Los arrestos se practicaron en Santiago, Padrón, Vigo, Pontevedra, y en otros puntos de España como Madrid, San Sebastián de los Reyes, Toledo, Guadalajara o la localidad guipuzcoana de Tolosa. Junto a Vigo y Pontevedra, en Galicia los arrestos también se practicaron en Santiago y Padrón. Allí se dio con otros cuatro automóviles ya preparados para partir con droga en su interior: 32 kilos en cada caso. De lo que trascendió, entre los que aceptaron declarar ante el juez todo fueron versiones exculpatorias.