J. J. V. T., de 66 años, pasaba con su moto cerca de una finca de su propiedad, en Tamagos, en el municipio ourensano de Verín, y le llamó la atención una "cosa rara de plástico colgada". Al llegar para averiguar de qué se trataba descubrió una escena extravagante, sangrienta, según relata: dos botas de mujer y una rueda de bicicleta llenas de sangre, el plasma de un vial hospitalario, el característico de una transfusión o una donación, colgando de un alambre, y restos en el cierre de su parcela, una columna y el suelo del umbral. Otro envase vacío apareció cerca. Su opinión es que la sangre es humana.

El vecino llamó a la Guardia Civil y ayer presentó denuncia. Sospecha de una familiar que trabaja en un centro sanitario, y con la que la relación se limita a encontronazos, supuestas amenazas y conflictos, incluidas denuncias cruzadas, desde hace unos 10 años. La Policía Judicial del Instituto Armado acudió a la finca para hacer una inspección ocular. Quedan pendientes las muestras. Ha abierto una investigación para determinar el origen de la sangre y dar con el responsable de este hecho.