Justo hoy se cumplen dos años desde que Carlos F.F., un vigués de 42 años y celador sanitario de profesión, ingresaba en la cárcel acusado de acuchillar brutalmente en el cuello a su exnovia, causándole graves lesiones de las que la víctima se recuperó de forma milagrosa. Precisamente al haber transcurrido este período sin que el caso haya llegado todavía a juicio, el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vigo, el que se encarga de la instrucción de la causa, ha prorrogado la prisión provisional del imputado, según confirmaron fuentes del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), que concretaron que la vista para adoptar esta medida se celebró el pasado mes de marzo.

Sobre la investigación judicial, las mismas fuentes señalaron que la misma ya está casi finalizada y que únicamente se está a la espera de recibirse un informe antes de que el procedimiento sea elevado a la Audiencia Provincial de Pontevedra para su enjuiciamiento una vez las partes personadas formulen sus escritos de calificación.

La agresión que ha dado lugar a esta causa judicial ocurrió el 12 de abril de 2015 en Vigo, concretamente en el pasillo de uno de los sótanos del edificio de la víctima, que da acceso a los trasteros y los garajes donde ella tenía su coche, que iba a coger para dirigirse a su puesto como auxiliar de enfermería en el Hospital Povisa, donde también trabajaba su supuesto agresor como celador. La mujer fue sorprendida por el imputado, que supuestamente la apuñaló en el cuello con un cuchillo de cocina. Después, fue este hombre el que llevó a su excompañera sentimental en el vehículo de ella hasta el centro sanitario, aunque dejándola a unos treinta metros de la entrada de Urgencias.

La víctima, todavía con el arma clavada en el cuello y gravemente herida, recorrió sola andando ese tramo. Cuando entró en el centro sanitario estaba consciente, podía respirar por sí misma y hablaba. La rápida y coordinada atención que le prestaron sus compañeros permitieron salvarle la vida. Una decena de médicos estuvieron en quirófano durante más de tres horas y media para reconstruir la zona afectada por la cuchillada.

Carlos F.F. fue detenido por la Policía Nacional como el supuesto agresor. Aunque inicialmente ante los agentes que lo arrestaron negó su implicación en los hechos, finalmente acabó admitiendo la autoría ante la magistrada el día de su paso a disposición judicial, alegando que su única intención era "hablar" con la víctima y que no pretendía hacerle daño. La situación, argumentó, se le fue "de las manos", aunque matizó que no recordaba como había ocurrido todo.

Tras aquella comparecencia judicial, la juez decretó para el supuesto agresor su ingreso en prisión provisional como presunto autor de un delito de homicidio en grado de tentativa, imponiéndole asimismo una medida de protección a favor de la víctima consistente en orden de alejamiento y prohibición de comunicarse con ella mientras durase la instrucción de la causa. Uno de los motivos de que la investigación judicial se haya prolongado tanto tiempo, según informaron en su día fuentes próximas al caso, fue el periodo transcurrido necesario para la curación de la mujer y el informe sobre las lesiones y secuelas sufridas.