Seis años de cárcel y el pago de 540 euros en multas. Ésta fue la pena que aceptó ayer en la Audiencia viguesa una madame nigeriana, Rachel E., alias Silvia, por obligar a una compatriota suya a ejercer la prostitución en España. La víctima, que tiene la condición de testigo protegido en el procedimiento judicial, fue captada en su país con sólo 17 años y sometida a rituales de vudú con el objeto de atemorizarla.

Tras ser explotada sexualmente en un club de Madrid, fue trasladada a Vigo, donde también iba a ser prostituida en un local. Sin embargo, gracias a la alerta dada por un hombre a la que la chica relató su calvario en su viaje en autobús a Galicia, finalmente fue liberada por la Policía Nacional.

La conformidad entre Fiscalía, acusación particular -ejercida por la asociación Themis- y defensas evitó el juicio: la condenada, en prisión provisional desde 2015, asumió la autoría de un delito de inmigración ilegal y otro de trata de seres humanos con fines de explotación sexual.