Rafael Bugallo Piñeiro, O Mulo, cumplió con lo esperado tras la sesión del martes y confesó ante los magistrados de la Sección Segunda de la Audiencia de Pontevedra que él planificó, por encargo de otro conocido narco arousano y una trama colombiana, el desembarco en las Rías Baixas en agosto de 2008 de un total de 3,6 toneladas de cocaína. Sin embargo, negó que fuese él directamente quien negoció la compra de la cocaína con los colombianos. "Nunca compré droga, ¿de dónde iba a sacar yo el dinero para pagar eso?", aseguró a preguntas del fiscal. "Nosotros solo nos dedicábamos al transporte", dijo refiriéndose al papel que jugó su grupo en esta operación. En su declaración judicial reiteró la autenticidad del manuscrito hallado en su casa durante la investigación de otra operación antidroga, en el que consideraba a otro conocido narco arousano, José Luis Orbáiz -que no está acusado en este proceso-, como la persona que le hizo el encargo para transportar este alijo de 3,6 toneladas de cocaína a A Lanzada.

O Mulo dio múltiples detalles de aquella frustrada operación de desembarco de la droga en el arenal de O Salnés. Un plan en el que surgieron problemas desde un principio cuando el dueño del barco que inicialmente iba a surtir de combustible a la planeadora preparada por el grupo de O Mulo se echó atrás después de haber recibido ya 60.000 euros aportados por el grupo colombiano dueño de la droga. También reconoció la participación en el transporte de la droga de otros ocho acusados, pero insistió en desvincular de la misma al resto, y de forma especial a los dos hijos de quien entonces era su compañera sentimental. Se trata de Gustavo Adolfo A. C. y de Víctor Manuel R. C., a quienes el fiscal atribuye el papel de vigilancia de los movimientos que realizaban las lanchas de Vigilancia Aduanera en los puertos de la provincia y también en el de Las Palmas. Ayer también declararon estos dos acusados, que negaron los hechos.

La cuarta persona que declaró ayer fue Luis Miguel F. V., mecánico que trabajaba en la puesta a punto de la lancha rápida que tenía que acudir a alijar la droga en alta mar y quien reconoció que formaba parte de la tripulación de la planeadora en aquel transporte. Este acusado reconoció que los hechos descritos en el manuscrito de O Mulo son ciertos en líneas generales.