Doce años de prisión por dejar en estado crítico a su mujer, a la que dio por muerta. Y diecinueve más por rematarla con un cuchillo un mes después, cuando se recuperaba en el hospital de Ourense del primer ataque, que el marido quiso enmascarar como un robo, preparando la casa de un modo que no resultó creíble a la Guardia Civil. La Audiencia Provincial de Ourense ha condenado a un total de 31 años de cárcel al septuagenario Aniceto Rodríguez Caneiro por un delito de asesinato intentado y otro consumado. La sala concluye que tenía "una intención clara" de matar a su esposa María Isabel Fuentes, de 66 años. Este crimen ocurrido en mayo de 2015 causó gran conmoción y avivó el debate sobre la protección de las víctimas de violencia de género, al destaparse que la ourensana murió desvalida, después de que el sistema fallase pese a que la Policía Judicial tenía sospechas desde el inicio contra el marido, que proyectaba la imagen de ser cariñoso.

"Nada de nada de nada. No sé, ni idea. Estoy desmemoriado de todo. Estoy perdido". Así evadió las preguntas Aniceto Rodríguez en el juicio. La defensa -que recurrirá al Tribunal Supremo- esgrimía que no era consciente de los hechos y pedía una atenuante de trastorno mental transitorio. Los forenses descartaron que el septuagenario presentara alguna dolencia que afectara a sus facultades. La sala concluye que "al tiempo de cometer estos hechos, el acusado tenía sus capacidades intelectivas y volitivas plenamente conservadas", rechazando el alegato de la defensa.

Los magistrados, al respecto, hacen constar que "la planificación que antecede a la comisión del delito se compadece mal con la atenuante invocada, caracterizada por su irrupción breve, y ello habida cuenta de que el acusado había redactado previamente la nota manuscrita con cierta dificultad, la cual deriva del trazo mismo de la letra, y provisto de un cuchillo". La carta se encontró en el bolsillo de una chaqueta, a los pies de la cama de Isabel. Una frase de este escrito -"fago todo isto por non armar máis líos"- evidencia para la sala "su intención asesina".

Ataques

El tribunal tampoco comparte el criterio de la acusación particular, que elevaba la petición de condena desde los 39 años planteados por la Fiscalía a 49, sumando a la agravante de parentesco una más de ensañamiento. Los magistrados analizan los dos ataques. Sobre la primera agresión en Verín consideran que "no ha podido objetivarse que el acusado hubiese propinado los golpes con el martillo de manera interrumpida, dejando un espacio de tiempo entre uno y otro, aumentando así el dolor de la víctima". Respecto al asesinato consumado, "no pudo objetivarse que la víctima tuviese consciencia de lo acaecido el 2 de abril de 2015 cuando el acusado intenta asesinarla". Por la forma del apuñalamiento, "no puede inferirse que se haya actuado con el propósito de aumentar el dolor causándole sufrimiento innecesario".

La sentencia considera a Aniceto autor de los dos ataques pese a que los magistrados no pueden determinar cuál fue el arma utilizada. En el hospital, el cuchillo recogido por el personal sanitario bajo la cama, donde yacía el hombre tras autolesionarse, solo tenía sangre de él, sin rastro de ADN de Isabel. "No se estima probado que este cuchillo [con el que se infligió varias puñaladas, sufriendo un ictus] fuese utilizado para apuñalar a su esposa", dicen.

En el ataque previo en el domicilio de Verín se presume que el marido golpeó en el lateral derecho de la cabeza a su mujer, cuando dormía en un sofá, frente al televisor, con "con un instrumento contundente tipo martillo". La sala ve probado que intentó simular que habían sido víctimas de un robo violento.

Tras ingresar la víctima entre la vida y la muerte en el CHUO, Isabel fue evolucionando hasta el punto de comunicarse con movimientos de cabeza y apretones de mano. El 30 de abril de 2015 pasó a planta, turnándose para acompañarla el acusado, su hija y su yerno. La Guardia Civil pidió a la juez que pinchara el teléfono y restringiera las visitas del marido, al que veía como principal sospechoso, aunque no lo detuvo. La magistrada no apreció base suficiente para ponerlo en el foco. El 8 de mayo, apenas unos días después, Aniceto mató a su esposa en el hospital.