Una nube de toneladas de cascotes y polvo en plena tormenta de rayos y truenos sembró ayer la tragedia en Italia al desplomarse el viaducto Polcevera de la autopista A-10 en Génova. Al menos 35 personas han muerto, entre ellas una niña, y se registraron decenas de heridos, según el Ministerio del Interior, que tilda de "inaceptable" lo ocurrido. El número de víctimas puede incrementarse, según el viceministro de Transporte Edoardo Rixi, ya que los servicios de emergencias buscan con apoyo de perros especializados a más damnificados entre los vehículos que han caído al vacío y quedaron sepultados bajo los escombros. Los bloques de cemento cayeron también sobre viviendas y naves industriales, incluida una compañía eléctrica. En principio se apunta como causa del siniestro un problema estructural.

Eran las doce del mediodía cuando el viaducto conocido como puente Morandi, construido en 1967 con cemento armado y de más de un kilómetro de largo sobre unos 90 metros de altura, se derrumbó coincidiendo con una fuerte tormenta. Un gran estruendo acompañó el desplome de casi 100 metros del vial que arrastró a una treintena de vehículos y tres camiones que circulaban por allí.

Uno de los supervivientes es el conductor de un camión que se quedó al borde del precipicio. "Está en estado de shock", aseguraban en la empresa para la que trabaja, Damonte Transporti. Al menos una persona fue también rescatada viva de los escombros y evacuada en helicóptero hasta un hospital.

"Escuché como un trueno, mi hija creía que era un terremoto. Entendimos luego que era la caída del puente. Algo terrible", relató a SkyTV una vecina. "Una escena apocalíptica", aseguró otro testigo a la emisora Isoradio, especializada en el tráfico en las autopistas.

El puente estaba en obras, según Atlantia que, a través de Autostrade, su filial de autopistas en Italia, llevaba a cabo labores de mantenimiento. En concreto era objeto "de labores de consolidación de la losa". De acuerdo con el proyecto "se instaló una grúa puente para permitir que se llevaran a cabo las actividades de mantenimiento. El trabajo y el estado del viaducto estaban sujetos a la constante observación y supervisión de las autoridades", según el comunicado emitido tras el siniestro.

A la zona del suceso se desplazaron más de 200 bomberos, pero también equipos de protección civil, de la policía municipal y de atención sanitaria, cuya prioridad era retirar todos los escombros y salvar a las personas todavía vivas que pudieran estar atrapadas.

El pánico se apoderó de los conductores que salvaron la vida y dejaron sus vehículos en la A-10. La parte derrumbada afectó a ambos lados del pilar central del viaducto, convertido también en escombros. Parte de la estructura cayó sobre un vial industrial, alcanzado a vehículos estacionados.

El ministro del Interior italiano, el ultraderechista Matteo Salvini advirtió que "como italiano, haré todo lo que esté en mi mano para tener nombres y apellidos de los responsables pasados y presentes, porque es inaceptable que en Italia se muera así". En la misma línea se han mostrado otros miembros del Ejecutivo, formado por el Movimiento Cinco Estrellas (M5S) y la Liga, como el ministro de Infraestructuras, Danilo Toninelli, quien afirmó que "todos los responsables pagarán".

Sin embargo, ya se ha despertado en el país un debate sobre el estado de las carreteras nacionales, y sobre ello Toninelli ha subrayado en una entrevista en el canal privado Sky que esa autopista de Génova estaba gestionada por parte de la compañía Austostrade per l'Italia, filial de Atlantia. "Austostrade per l'Italia tenía una concesión del Estado para encargarse de la gestión y de la manutención de esta carretera. La manutención es absolutamente competencia de Autostrade", ha insistido Toninelli.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha trasladado su "solidaridad" a Italia. A través de su perfil oficial de Twitter, el jefe del Ejecutivo se ha acordado de "todo el pueblo" italiano y, especialmente, de las víctimas de este "terrible" derrumbe que ha acabado en "tragedia". Los líderes del PP, Pablo Casado, y de Ciudadanos, Albert Rivera, también se han solidarizado con Roma a través de la misma red social.