El controvertido ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, ha suscitado estos días una ola de indignación en Italia por su comportamiento tras el derrumbe del puente Morandi. Ese mismo día, Salvini decidió no modificar su agenda y acudir, tan solo unas horas después del siniestro, a una fiesta organizada en la ciudad siciliana de Mesina a la que acudieron otras 260 personas, y en la que el ministro cenó abundante pescado y brindó con vino junto a miembros de su partido, la formación ultraderechista Liga.

Las polémicas imágenes, difundidas en redes sociales por los propios asistentes, muestran a un ministro del Interior disfrutando de un evidente ambiente de ocio y jolgorio, la misma noche en que unos mil efectivos, entre bomberos, policía y equipos de emergencia y atención sanitaria, se afanaban por retirar los escombros y rescatar a los supervivientes en el tramo del puente que se había venido abajo.