La Guardia Civil de Albacete detuvo a tres personas como presuntas integrantes de una banda criminal que se dedicaba a estafar en la compra de legumbres en varios países y a los que se les atribuye la comisión de 125 delitos. Las cantidades estafadas ascendían a 1,3 millones de euros.

Además de en Albacete, las estafas se habían producido también, según se desprende de la operación, en las provincias de Alicante, Castellón, Cuenca, Guadalajara, La Rioja, Madrid, Murcia, Sevilla, Tarragona, Teruel y Valencia.

El subdelegado del Gobierno en Albacete, Francisco Tierraseca, y el teniente coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Albacete, Jesús Manuel Rodrigo, dieron ayer los detalles de la que se ha denominado como operación Chickpea (garbanzo en inglés), en rueda de prensa en la Comandancia.

La investigación se inició a raíz de una denuncia de un vecino de Villarrobledo (Albacete), que informaba haber realizado unos meses antes una importante venta de garbanzos, "por valor de 42.000 euros", pero que no se le había pagado por el supuesto comprador.

"Actuación compleja"

Los agentes del equipo de Policía Judicial de esa localidad trataron de identificar al presunto estafador y constataron que la trama era más importante de lo que inicialmente se pensaba, por lo que el subdelegado, Francisco Tierraseca, aplaudió "la labor de la Guardia Civil, porque se trataba de una actuación muy compleja".

Lo que se hacía, explicó el teniente coronel, era concretar una venta con alguna empresa del sector, a la que no se le pagaba, e incorporarla a un mercado ilícito. Las legumbres se vendían después "a un precio muy inferior" a su valor de mercado y se pagaban los beneficios a ese vendedor a través de diversas cuentas bancarias de varios países de la Unión Europea, en concreto, Rumania, Gran Bretaña e Irlanda.

El que realizaba esas compras fraudulentas a los productores, que "tenía residencia en Alicante", era "el cerebro de la organización", ha explicado Rodrigo, y lo hacía simulando que era "un alto ejecutivo" de empresas para las que, además, creaba dominios en internet. Algo que hacía, además, bajo varias identidades falsas.

Un segundo integrante de la banda, también detenido, era el que recibía la mercancía impagada y la ponía en circulación en el mercado ilícito y a un precio mucho más bajo, y el dinero lo ingresaba en las cuentas mencionadas, y a nombre de una tercera persona.

Como consecuencia de las investigaciones, se localizó al cabecilla de la organización y se registró su vivienda, donde se encontró un ordenador portátil, dispositivos de almacenamiento externo y electrónicos y tarjetas y documentos bancarios relacionados con entidades afincadas en los países afectados por las estafas.

Con todo lo aprehendido, se consiguió atribuirles a estas tres personas -de 37, 40 y 67 años de edad- la presunta comisión de 125 hechos delictivos, entre ellos, 32 de estafa, "cinco de ellos intentados", 38 presuntos delitos de blanqueo de capitales y 37 de falsificación de documentos. De los tres detenidos, "dos se encuentran en prisión, uno en España y uno en Rumania", y el tercero está en libertad, pero encausado judicialmente.