Dos décadas después de la desaparición sin dejar rastro de un septuagenario en la localidad ourensana de Castrelo do Val, un operativo formado por bomberos del parque de Verín, policía judicial y el especialista forense en análisis de huesos, Fernando Serrulla, buscaron sin éxito en un estrecho pozo de unos cuatro metros de profundidad sus posibles restos óseos.

El operativo, dirigido por el responsable de la Unidad de Antropología Forense del Imelga, se montó el martes por la tarde en una finca del pueblo de Nocedo en atención al testimonio del dueño de la parcela, que recordó ahora que hace once años vio en el fondo del pozo huesos humanos, posiblemente costillas.

Ante la posibilidad de que se tratase de Jorge Martínez Salgado, un septuagenario con Alzhéimer que en 1997 salió a pasear con su perra y nunca regresó a casa, Fernando Serrulla promovió la excavación del pozo para verificar la tardía información comunicada por el propietario de la finca que tardó once años en "atar cabos" y relacionar que aquellos huesos podrían ser humanos. El operativo no halló ningún resto óseo.