Los bomberos seguían luchando ayer contra el fuego tanto en el norte como en el sur de California, intentando a duras penas contener las llamas que hasta el momento ya han dejado 25 muertos. Los mayores incendios se produjeron en el condado de Butte, en la Sierra Nevada al norte de Sacramento. En el sur, el Woosley Fire afecta a los condados de Ventura -donde se ubica Malibú, hogar de varias estrellas de Hollywood- y de Los Ángeles.

Hasta el momento, 19 de las muertes se produjeron en Paradise, donde se incendiaron más de 6.700 edificaciones, en su mayoría residencias. Tras el paso de las llamas, las escenas eran desoladoras. Vehículos y casas quedaron reducidas a escombros humeantes. Gracias a la orden de evacuación de 52.000 personas en el área, la mayoría de los habitantes logró huir del peligro a tiempo. El gobernador electo Gavin Newson declaró el estado de emergencia para brindar asistencia a las zonas más afectadas.

"Mala gestión"

El presidente Donald Trump acusó a las autoridades locales de una mala gestión forestal que propicia los incendios. Brian Rice, titular de la entidad Bomberos Profesionales de California, calificó esos comentarios de "desinformados, inoportunos y humillantes".

El sur de California sufre otros dos incendios, uno de ellos en el condado de Ventura, cerca de Thousand Oaks, donde un exsoldado abrió fuego en un bar el miércoles dejando 12 muertos antes de suicidarse.