Un hombre y su sobrino fueron linchados por una multitud la semana pasada en la localidad mexicana de Acatlán de Osorio, cerca de Puebla, acusados de querer secuestrar a niños. Tras ser detenidos por los agentes locales, fueron sacados de la prisión por una masa enfurecida, golpeados salvajemente en las mismas escaleras de la comisaría y quemados vivos en un ambiente de júbilo, mientras cientos de personas grababan el linchamiento con sus teléfonos móviles y lanzaban gritos del estilo: "Viva el pueblo" o "No toquen a nuestros chicos".

Todo comenzó con un bulo a través de WhatsApp sobre secuestradores de niños dedicados al tráfico de órganos. Cuando Alberto Flores, agricultor de 53 años, y su sobrino Ricardo, estudiante de Derecho de 21, aparcaron su camioneta junto a un colegio, un grupo de personas los rodeó, por lo que los policías del pueblo los arrestaron.

El Tecuanito, un periodista local, animó a concentrarse en la comisaría, que la muchedumbre asaltó para extraer a los detenidos, que fueron golpeados, rociados con gasolina y quemados dos veces entre risas y vítores.