La defensa de Ana Julia Quezada, autora confesa de la muerte del niño Gabriel Cruz, el 27 de febrero del pasado año en Níjar (Almería), considera a la acusada como responsable de un homicidio por imprudencia grave, por lo que solicita para ella un máximo de tres años de prisión. Esta petición contrasta con la de prisión permanente revisable que formularon la Fiscalía y la acusación particular ejercida por los padres.

Los abogados Esteban Hernández Thiel y Beatriz Gámez entregaron su escrito de defensa al procedimiento tras conocerse que la Audiencia Provincial de Almería rechazó su recurso para evitar que la encausada se enfrentara a un tribunal de jurado. La representación de Ana Julia Quezada sostiene que la muerte del menor fue el resultado de una disputa y se aleja del crimen planificado que sostienen las acusaciones, de manera que incluso solicita que se le aplique la atenuante de confesión tardía.

El relato planteado por la defensa señala que, en un momento dado, la víctima "le dijo que se callara, que siempre le estaba diciendo lo que tenía que hacer; que quería que su padre estuviera con su madre y no con ella, que era una negra fea; insultándole y negándose a entregarle el hacha". La representación de la acusada apunta que Ana Julia "intentaba quitarle el hacha, llegando a taparle la boca para que no profiriera más insultos, apretándola con la intención de que se callara" de modo que "tras breves momentos, ya no respiraba". Incide así la defensa en que la acusada fue "presa del pánico" al comprobar que el menor había fallecido, por lo que quedó "bloqueada y sin saber qué hacer".