Vehículos policiales rotulados, varios más camuflados y el helicóptero. Éste fue el dispositivo que la Policía Nacional movilizó la tarde del 4 de enero de 2018 en Vigo tras recibirse la llamada telefónica de un joven que avisaba de un tiroteo en una autoescuela de A Doblada y que los asaltantes, dos encapuchados, habían herido a una persona y tenían a cuatro más como rehenes. Como manda el protocolo, la calle fue también cortada al tráfico de vehículos y al paso de peatones. Pero ni se habían producido disparos, ni había atracadores ni, en definitiva, había ocurrido nada en el establecimiento, donde reinaba la rutina habitual. Todo fue una "broma". Una falsa alerta. Ahora, un año después, el caso ha llegado a una sala de vistas. Concretamente a la del Juzgado de lo Penal 1 de Vigo, donde ayer fue el juicio contra el presunto autor de esa llamada, un chico para el que la fiscal solicita 9 meses de cárcel al atribuirle un delito de desórdenes públicos. Él lo niega y su abogado pide la absolución.

La conducta de la que el Ministerio Público acusa a I.L.M., que iba a esa autoescuela aunque al final no logró sacar el carné de conducir, es la que se recoge en el artículo 561 del Código Penal, que castiga al que "afirme falsamente o simule una situación de peligro para la comunidad" y con ello "provoque la movilización de los servicios de policía, asistencia o salvamento".

Fue lo que ocurrió en este caso. La llamada se hizo a las 17.38 horas de aquella tarde al 112 Galicia. "Buenas tardes, le llamo desde A Doblada, hubo un tiroteo en una autoescuela", comenzó aquella comunicación, como se escuchó en la vista, ya que se reprodujo la grabación de la conversación entre el autor de la llamada y la operadora de emergencias. El joven que telefoneaba desde Vigo prosiguió su relato. "Hubo un herido, le dieron un tiro en una pierna y yo le hice un torniquete", concretó, contando a continuación que el lesionado ya estaba "fuera", pero que en las oficinas había rehenes. "Dentro están cuatro secuestrados y otros dos que son los del tiroteo", añadió, matizando que él estaba allí "al lado", en las "escaleras" del inmueble.

"Señor, un momento, no cuelgue. Le paso con la Policía Nacional", le dijo la operadora antes de derivar la llamada a comisaría, donde el comunicante repitió el relato a una agente, concretándole que podía ver "a través de la ventana" que los atracadores llevaban "pistolas" y estaban "encapuchados". "Salga a la calle y espere, que están allí mis compañeros", le trasladó la policía antes de cortar la conversación.

Y en apenas minutos se montó el despliegue. "Nos avisaron de un posible atraco, pasamos por allí, vimos gente dentro [de la autoescuela] y activamos el protocolo", contó en el juicio uno de los policías nacionales uniformados que fue allí. "Acordonamos la zona a la espera de que un indicativo de paisano llegase para verificar lo ocurrido", declaró el agente, que describió que fueron movilizados tres vehículos rotulados, agentes de paisano y el helicóptero, que sobrevoló la zona.