Que Juan Carlos Álvarez y el hombre que le quitó la vida utilizando una desbrozadora, José Luis Viéitez Alonso, tenían una mala relación de vecindad quedó claro en la sesión del juicio celebrada ayer en la Audiencia Provincial de Pontevedra. Casi todo el mundo en el lugar de Acha, en A Cañiza, sabía de esta enemistad.

Que José Luis Viéitez fue quien le quitó la vida de forma brutal utilizando una desbrozadora, también. El propio acusado lo reconoció durante la segunda jornada de esta vista oral en la que se escucharon dos declaraciones claves: la del procesado y la de la hija del fallecido, Jéssica, quien presenció buena parte de la agresión y también resultó herida grave.

El acusado insistió en que actuó movido por el profundo miedo que sentía hacia Juan Carlos Álvarez. "Yo he pasado con ese hombre las de San Quintín", intentaba explicar al fiscal. Luego, aseguró que aún hoy en día sigue teniendo pesadillas "y delirios" con él. José Luis Viéitez relata que se encontraba desbrozando unas hierbas en un camino junto a la entrada de la casa de las víctimas cuando el padre y la hija se dirigieron hacia él con la intención de atacarle. O al menos él insiste en que eso fue lo que percibió, a pesar de que el encausado se encontrase con una desbrozadora encendida en las manos y que no vio que ellos portasen ningún arma.

Al fiscal, le seguía sorprendiendo ayer que alguien desarmado pudiera intentar agredir a una persona que tiene en sus manos una desbrozadora encendida con unas potentes cuchillas de metal, pero el acusado insistió en que "me atacaron ellos", en que la joven le rodeó por detrás y que le agredió con el móvil.

Lucho, como le conocen los vecinos de la zona, insiste en que reaccionó presa del "miedo". "Cuando uno se ve acorralado se hacen cosas, no se sabe lo que se hace", añadió. "Yo estaba enloquecido", añadió, y "entonces hice lo que hice". Tuvo alguna dificultad para recordar ante el fiscal cómo y dónde fueron los golpes que asestó a padre e hija con la desbrozadora.

El Ministerio Público le reprochó esa memoria selectiva y él se escudó diciendo que recordar algunas partes de lo sucedido "es muy cruel". Solo sabe que, tras un primer encontronazo, Juan Carlos metió a su hija para dentro del portal y que luego "él salió de nuevo afuera" y que eso "me enloqueció". "Yo estaba enloquecido y fue cuando salí tras él". "Perdí el uso de la razón", insistió.

Jessica, la hija del fallecido, relató con detalle ante el jurado una versión bastante diferente y realmente dura. Ese día se celebraba en su casa su graduación en Derecho. Asegura que en casa se encontraban preparando la fiesta cuando ella y su padre salieron para llevar los caballos a una finca. Insiste en que no hubo ningún tipo de palabra ni provocación previa hacia el atacante. Salieron por el portal de casa y en la calle les esperaba el acusado "con la desbrozadora encendida" y sin que estuviera cortando ninguna hierba. Afirma que José Luis, sin mediar palabra, propinó a su padre un primer golpe con la máquina que le seccionó la nariz, le rompió los dientes y los labios. Afirma que su padre cayó, quedó en shock, y que ella sacó el móvil para hacer que grababa. En anteriores ocasiones, cuando habían tenido problemas con su vecino, al hacer esto José Luis había despuesto su actitud. No ocurrió así esta vez.

La joven asegura que el acusado se fue a por ella y le dio un primer golpe con la desbrozadora que le seccionó los dedos. Una segunda acometida le causó un profundo corte en toda la cara. Asegura que ella cayó el suelo y que, aún tumbada boca abajo, el acusado la atacó con la desbrozadora en la espalda y la cabeza. Fue ahí cuando su padre huyó y el procesado salió detrás de él con la máquina encendida y en alto. "Le grité que corriese lo máximo que pudiera", explica la joven. Del acusado dijo que no observó en él miedo, si no que "me miraba fijamente con mucha rabia y muy agresivo".

Supuestamente, unos cientos de metros más abajo en la carretera, lo remató con la desbrozadora, según las acusaciones. La hija respaldó esta versión, ya que asegura que cuando salió corriendo con el acusado detrás de él, su padre tan solo presentaba heridas en la nariz, la boca y los dientes, y no tenía los brazos y el cuerpo destrozado por la acción de la máquina, como se lo encontraron después. Asegura que ella después volvió a ver al acusado regresando ya con un vecino y que ella le gritó "asesino". Entre lágrimas, ella relató al tribunal cómo José Luis, mirando hacia ella le contestó "con toda su jeta" que "estavos ben, é o que merecedes" tras haber matado a su padre con la desbrozadora.

Cuando ella volvió a la carretera, observó a su hermano sobre el cuerpo de su padre y que este le decía "Jessi, que papá morre!". Vio a un montón de vecinos alrededor, "pero el único que estaba socorriendo a mi padre era mi hermano".