"Doy mi sincero pésame a la familia y amigos, cambiaría mi vida por la suya sin pensarlo. Soy muy consciente de que mi acto destrozó a dos familias, la suya y la mía. No tengo perdón ni lo pido. Esta condena es mi muerte en vida, tengo 46 años". Con estas palabras José Luis Luna Pereira, acusado del asesinato del joven Daniel Beltrán de un disparo a quemarropa la noche de San Juan de 2017 en la playa de Arealonga, admitió el crimen y rompió ayer por la tarde el silencio que mantuvo durante el juicio celebrado en la Sección Quinta de la Audiencia con sede en Vigo, donde solo respondió a su abogada para decir que no recordaba nada de aquella noche. Tras exponer que desde los 19 años su vida ha ido de cárcel en cárcel, y que no tiene recuerdos de vida "en libertad" , y que se sintió siempre perseguido, culpó al sistema de la situación. "Si soy como soy es por culpa del sistema que crean máquinas del mal. Lo siento, me habría gustado que todo fuera distinto", resumió ante el tribunal popular que ahora debe dictar su veredicto.

Minutos antes el fiscal definió al violento delincuente vigués como un "experto" en el manejo de armas de fuego, como prueban cuatro condenas anteriores. A tenor de las pruebas periciales y de los testimonios de los forenses que se sucedieron a lo largo de la mañana, el Ministerio Público recordó al jurado que no estaba ebrio, ni drogado, ni con síntoma de abstinencia, ni tiene problemas mentales ni sufrió un arrebato, como alega su defensa: "Salió de casa con el pistolón para usarlo contra cualquiera. Es un asesinato, lo mató a traición y con alevosía". Los forenses confirmaron que un único disparo a quemarropa atravesó el corazón y el pulmón del joven asesinado en Chapela. Un disparo "mortal de necesidad".

El fiscal advirtió al tribunal popular:"Si lo consideran loco irá a un manicomio, sino irá a prisión;si lo consideran medio loco o borracho en 5 años sale de la cárcel y se carga a otras dos personas".

El Ministerio Público mantiene una petición de 42 años de prisión por un delito de asesinato, otro de tentativa al joven que auxilió a Daniel Beltrán y dos intentos de homicidio a los dos policías nacionales que le detuvieron y evitaron que sacara nuevamente el potente revólver que llevaba en una bandolera; así como un último delito de tenencia ilegal de armas. Si el jurado considera que no existió intento de homicidio en el caso de los policías, propone como alternativa un delito de atentado, 3 años en vez de los 10 solicitados inicialmente.

El abogado de la acusación particular, en nombre de la familia de Daniel Beltrán, destacó la gran valentía del testigo que alertó al 112 y siguió al acusado para facilitar su localización a la a Policía y la calidad humana de quienes socorrieron a la víctima, señalaba al jurado que Luna "es todo lo contrario". Lo definió como una persona "sin sentimientos sin empatía y capaz de cometer semejante atrocidad". Un hombre, aseveró "que no se arrepiente ni vertió una sola lágrima y realiza comentarios despectivos".

El letrado destacó que "lo que piden los padres de Dani es que se le declare culpable de asesinato para que no vuelva a matar a nadie más". Tras recordar que ni estaba ebrio, ni padecía síndrome de abstinencia, en función de los informes forenses y las declaraciones de los testigos, lamentó no tener una versión alternativa dado que el acusado no había querido declarar.

"A Dani le reventó el corazón, le apuntó y disparó sin que pudiera defenderse", alegó y dirigiéndose al jurado preguntó: ¿Por qué el acusado llevaba un revólver de semejante calibre a las fiestas de San Juan?", y respondió: "Lo hizo para que cualquiera que le llevase la contraria sufriese las consecuencias. Orinó sobre la gente de la playa y Dani, que era cívico y buen ciudadano se lo recriminó, dio un paso adelante y le costó la vida. El otro joven que le auxilió, también llevó la contraria al acusado, y éste intentó hacerle lo mismo pero erró el tiro".

La defensa de José Luis Luna reiteró que su cliente tiene una alteración psíquica, que sufría una intoxicación etílica y síndrome de abstinencia, pues se trata de un politoxicómano que tenía sus facultades anuladas. Pidió al jurado que si no se consideran tales extremos una eximente, al menos se apliquen como atenuante, a la vez que reclamó que se le absuelva de las tentativas de asesinato del joven que auxilió a Dani y de los delitos de intento de homicidio a los dos agentes de la Policía Nacional. Aprovechó a su favor las contradicciones de los agentes de la Policía Local de Redondela para colaboraron en su detención con la Policía Nacional, uno de los cuales le vio "lento" y aseguró que su cliente no declaró en el juicio "porque no puede explicar qué paso".

El jurado comenzará hoy su deliberación.