Investigación

La Policía acusa a tres médicos de la muerte de una mujer en una operación de estética en Palma de Mallorca

La víctima sufrió una parada cardiorrespiratoria durante la intervención y falleció dos semanas después

Un agente de la Policía Nacional en Palma junto al coche policial.

Un agente de la Policía Nacional en Palma junto al coche policial. / EP

Marcos Ollés

La Policía Nacional acusa a tres médicos por la muerte de una joven británica durante una operación de cirugía estética en Palma de Mallorca. Los investigadores sostienen que cometieron diversas irregularidades en la intervención, durante la que la víctima entró en parada cardiorrespiratoria. Uno de los sospechosos, el gerente del centro, de 69 años, ha sido detenido y otro está imputado. Ambos están siendo investigados por un delito de homicidio imprudente. El tercero falleció hace unos meses.

Los hechos, según ha informado la Policía, se remontan al día 1 de septiembre del año pasado. Una joven de origen británico se sometió a una intervención de cirugía estética en una clínica de Palma. Durante la operación, la víctima entró en parada cardiorrespiratoria y tuvo que ser trasladada de urgencia al hospital Son Espases. Tras permanecer ingresada en la UCI durante casi dos semanas, falleció el 13 de septiembre por las graves lesiones sufridas.

La familia de la víctima presentó una denuncia ante la Policía. Sostenían que se había producido una mala praxis por parte de los facultativos que practicaron la cirugía. El Grupo de Homicidios de la Policía asumió la investigación.

Los agentes, tras recabar toda la documentación médica relacionada con la intervención y tomar declaración al personal sanitario, detuvieron el pasado 9 de febrero al médico que dirigía la clínica por un presunto delito de homicidio por imprudencia profesional y otro delito de quebrantamiento de condena. 

En cuanto a los otros dos facultativos que participaron en la cirugía, los investigadores imputan a uno de ellos un presunto delito de homicidio por imprudencia profesional. El otro murió de forma repentina dos meses después de la cirugía y no ha podido ser imputado por estos hechos.

Entre las irregularidades detectadas, los investigadores averiguaron que, aparte de la cirugía inicial, los facultativos aceptaron llevar a cabo una segunda cirugía solicitada por la propia paciente momentos antes de entrar a quirófano.

Al parecer, antes de entrar en quirófano, la víctima solicitó a uno de los facultativos aprovechar su entrada a quirófano para practicar una segunda cirugía estética, encargo que fue aceptado por todos ellos sin tener en cuenta que la paciente no había sido convenientemente informada de los riesgos que entrañaba la misma. Precisamente, cuando los facultativos se estaban preparando para iniciar esta segunda cirugía fue cuando la víctima entró en parada cardiorrespiratoria.

Otras de la irregularidades detectadas por los investigadores es que la paciente firmó los consentimientos informados para la cirugía programada la misma mañana de los hechos, y que éstos estaban redactados en idioma español, cuando, tal y como informaron sus familiares, ésta no sabía hablar ni leer en dicho idioma.

El facultativo detenido estaba en prisión por otros hechos relacionados con el ejercicio de su profesión sanitaria, motivo por el que los agentes tuvieron que solicitar su excarcelación para informarle de esta nueva imputación y, una vez finalizados los trámites, proceder a su reingreso al centro penitenciario.

Al detenido le constaba una inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión sanitaria, así como, para el desempeño de cargos de dirección o gestión de establecimientos sanitarios, inhabilitación de la que hizo caso omiso al formar parte de la cirugía practica a la fallecida.