Algo pasa con Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno sonríe más desde que tomó posesión del cargo y su lenguaje corporal, tan en boga estos últimos días a raíz de los polémicos tuits sobre la expresión de sus manos, ha mejorado.

"El cambio (a mejor) es brutal", explica Sonia El Hakim, analista de conducta especializada en lenguaje no verbal. Sánchez abandona su expresión "negativa y bronca" para lucir una amplia sonrisa, incluso mientras habla. El punto de inflexión: la toma de posesión del cargo el pasado 2 de junio.

"Antes tenía expresiones de ira que no venían a cuento; ahora su expresión facial es más positiva y transmite mejor", explica El Hakim. Los músculos que rodean sus ojos, el orbicular oculis, hablan por sí solos. Durante la primera entrevista de Sánchez como presidente, en Televisión Española, el político mostró una "sonrisa sincera", que se vio reflejada en la expresión de sus ojos. "Mover estos músculos a voluntad es algo difícil de hacer ", puntualiza la experta en lenguaje no verbal

La mejoría de Pedro Sánchez en su lenguaje gestual contrasta con el tuit sobre la expresión de sus manos, publicado en la cuenta de Moncloa junto al texto: "Sánchez evalúa sus recientes encuentros con líderes europeos tras visitar esta mañana a Angela Merkel en Berlín. Las manos del presidente marcan la determinación del Gobierno". A juicio de El Hakim perjudica sus avances: "Estas imágenes no tienen validez alguna y no dicen nada de forma aislada". Faltan dos reglas de oro del estudio del lenguaje no verbal: el análisis del conjunto de todo el cuerpo y el contexto. Por eso, el estudio de los gestos se hace a partir de vídeos y no de fotografías. "Las manos, de por sí, no dicen nada y al estar cortadas no podemos ni estar seguros de que sean suyas", sentencia la experta.

Al margen del desafortunado tuit y la oleada de memes que desató, la comunicación no verbal está del lado de Sánchez. "Tiene una voz grave, ha mejorado sus movimientos y se muestra más natural", explica la analista.

La clave: "Sánchez emula a Obama a la española y el expresidente estadounidense es la perfección a nivel no verbal". No es la primera vez que se compara a ambos políticos. A Sánchez y a su mujer, Begoña Gómez, se les conoce como los Obama de España desde que se dieron un beso en público tras el discurso del socialista cuando fue elegido como candidato a la Moncloa por su partido. Entonces, el lenguaje no verbal de Sánchez no era tan acertado: "le faltaba naturalidad". Esto unido a su expresión broca "incluso a la hora de saludar a alguien", dificultó mucho la empatía con los votantes, cree El Hakim. "Los ciudadanos queremos gente normal y natural; la empatía es fundamental a la hora de ganar unas elecciones", apunta.

Parece que Sánchez ha cambiado el chip desde que está en el Gobierno y su política de gestos fluye. Además, el físico le acompaña. "Una persona con una apariencia como la suya tiene más ventajas que otra como Pablo Iglesias", apunta El Hakim. Las personas altas llaman más la atención y "son consideradas más atractivas, sobre todo en el caso de los hombres", de acuerdo con varios estudios científicos.

Al presidente del Gobierno le acompaña también su envergadura de jugador de baloncesto y su amplio eje espalda-cintura. A más distancia entre la anchura de los hombros y la cintura, más apariencia de dominio y liderazgo.