Gwyneth Paltrow vive en una extraña paradoja: es tan admirada como odiada, en una montaña rusa que lo mismo la corona como la mujer más hermosa del planeta -tal y como la designó la revista People en 2013- que la humilla como la más detestada estrella de Hollywood -en el año 2016, según la revista Star-. Esta dualidad se explica, en gran medida, por sus controvertidas opiniones sobre moda, belleza y cuidados que son la base de Goop, la revista de tendencias que la actriz lanzó en 2008 y que, una década después, se ha consolidado como un lucrativo negocio.

Cuando nació, Goop era apenas una newsletter semanal en la que Paltrow volcaba sus secretos de belleza y sus consejos para ir a la última. La actriz vivía un momento clave: su carrera llevaba varios años en declive, tras haber ganado el Óscar por su interpretación en Shakespeare in Love, y buscaba nuevos estímulos. Ese año realizó la serie documental Spain? on the road again, un recorrido por el territorio español, país que conoció cuando era estudiante, promocionando la gastronomía y la cultura nacionales para el público estadounidense, y estrenó dos películas que acabarían marcando el renacer de su carrera: Iron Man y Two Lovers. Pero no por ello abandonó el proyecto de Goop, que pronto pasó a ser un magacín de éxito sobre tendencias de todo tipo.

Los consejos de belleza de Paltrow no dejaban a nadie indiferente. Sesiones de sauna para curar la gripe, la apiterapia -dejarse picar por abejas- como base para rejuvenecer el cutis o sus extravagantes hábitos culinarios que excluyen carne y todo tipo de carbohidratos, generaron numerosas críticas, pero también alimentaron el tráfico de un portal que pronto superó su condición de magacín para consolidarse como un lucrativo portal de venta de todo tipo de productos, genuinos o "milagrosos", y de ropa y complementos.

Aunque la famosa actriz ha pasado a un medido segundo plano en los últimos años, con el objetivo de permitir a Goop crecer más allá de su propia marca personal, el portal se mantiene fiel a ese espíritu, a medio camino entre la provocación y la ingenuidad new age, que no deja de generar controversia.