Aunque han pasado más de cuarenta años desde que el fin de la dictadura de Franco parecía poner punto y final a una etapa, cree Antonio de la Torre que La trinchera infinita, que se estrena hoy, demuestra lo contrario porque "el rencor es un monstruo que duerme con el ojo abierto". "El fantasma del odio está siempre presente, como vemos con determinadas opciones políticas", subraya De la Torre, quien asegura ver con "mucha preocupación" la situación actual en España: "Es lamentable ir a cuartas elecciones, es un gran fracaso para la izquierda".

En la cinta de los directores vascos de Handia y Loreak, Jon Garaño, Josemari Goenaga y Aitor Arregi, De la Torre da vida a Higinio, un republicano andaluz que acaba de casarse con Rosa (Belén Cuesta) cuando estalla la Guerra Civil y se esconde en un agujero cavado en su propia casa. Pero cuando Franco gana la guerra, el miedo a la represalia le condena a un encierro de más 30 años. Así, se convierte en lo que posteriormente se conocieron como "topos", una situación claustrofóbica compleja para el actor, que cree que, como en el mito de la caverna de Platón, "solo nos hacemos una idea que se acerca a lo que pudo ser aquello, que debió ser un infierno".

"El gran acierto de La trinchera infinita es que a nivel narrativo y visual se plantea poner al espectador en el mismo lugar que a Higinio y le convierte en un 'topo'", destaca el intérprete, a través de cuya visión se filtra toda la historia y en muchas de las escenas son solo sus ojos asustados los que informan sobre lo que sucede.