La niña angelical del Mago de Oz vivió sus últimos meses de vida en Londres arruinada, deprimida y atiborrada de barbitúricos. Con Judy, que llega mañana a España, Renée Zellweger se propone "humanizar al icono". Metamorfosearse en Judy Garland para interpretar a la leyenda de Hollywood en sus momentos más bajos le ha reportado a la veterana actriz de Texas „hasta la fecha„ un Globo de Oro y el piropo de la crítica mundial. Pero también una nominación a los premios Bafta y su nombre suena como seria candidata a los Óscar.

A sus 50 años, Zellweger está más que acostumbrada a maltratar su físico con cambios radicales si el guion lo exige. Pero confiesa en Londres, durante la promoción de la película, que meterse en la piel de Garland en este biopic ha sido "una experiencia diferente". "Lo abordé más bien como una exploración; sentía la necesidad de entenderla y tenía curiosidad por ver cómo una persona que trabaja a ese nivel durante tanto tiempo y hace algunas de las películas más importantes de la historia cinematográfica se encuentra con esas dificultades al final de su vida", reflexiona la intérprete.