Borat, el falso periodista kazajo al que interpreta Sacha Baron Cohen, está de vuelta con el punto de mira en los negacionistas del Holocausto y los partidarios del presidente Donald Trump, a cuyo abogado, el exalcalde de Nueva York Rudolph Giuliani, ha metido en un lío con una cámara oculta comprometedora.

La película, locamente titulada Borat Subsequent Moviefilm: Delivery of Prodigious Bribe to American Regime for Make Benefit Once Glorious Nation of Kazakhstan, con erratas intencionadas y abreviada como Borat subsequent moviefilm, se estrenó ayer en Amazon Prime. Es la secuela de la exitosa primera cinta del comediante británico, de 49 años, que en el año 2006 recaudó 260 millones de dólares, le valió una nominación al Óscar y popularizó montones de frases del personaje.

Filmada como un falso documental, la cámara sigue a Baron Cohen mientras habla con gente de a pie y políticos a través de su torpe y ofensivo alter ego. La escena más polémica involucra a Giuliani, que aparece tumbado en una cama con una joven que se hace pasar por periodista. El asesor legal de Trump concedió una entrevista a la actriz Maria Bakalova creyendo que era una reportera con la que, al terminar el cuestionario, accedió a tomarse una copa a solas en la habitación de un hotel. Allí, las cámaras ocultas lo grabaron en un momento en el que se mete la mano en el pantalón tumbado en la cama frente a la mujer.

"El vídeo de Borat es un completo montaje. Me estaba ajustando la camisa después de quitarme el equipo de grabación", justificó Giuliani en Twitter. El abogado admite que es él quien aparece en las imágenes, por lo que no se tratarían de un montaje, aunque según su versión estarían sacadas de contexto. El exalcalde de Nueva York, de 76 años, se muestra en actitud cariñosa con la joven, de 24 años, que finge ser presentadora de un programa de noticias conservador y coquetea con él.

Tras la entrevista, la actriz lo invita a la habitación, donde Giuliani ayuda a la supuesta presentadora a quitarse el micrófono mientras dice "aquí tienes, querida". El abogado de Trump pide en ese momento la dirección y el número de teléfono de la joven. Luego se sienta en la cama mientras ella le quita el micro, se tumba y mete sus manos dentro del pantalón, instantes antes de ser interrumpido por el humorista Sacha Baron Cohen, caracterizado como Borat, al grito de "¡Tiene 15 años! Es muy mayor para ti. ¡Tómame a mí, toma mi ano!" Giuliani recupera su postura y mientras dice "no te quiero", sale de la habitación y llama a seguridad.

"En ningún momento antes, durante o después de la entrevista fui inapropiado. Si Sacha Baron Cohen da a entender lo contrario, es un embustero", dijo Giuliani, que aseguró en una serie de tuits que la escena, filmada a comienzos de año, es un intento de socavar sus esfuerzos para mostrar "la criminalidad de Joe Biden", el rival de Trump en las elecciones del próximo 3 de noviembre, aunque no hay ningún vínculo demostrado entre la cinta y la campaña del candidato demócrata.

"Pensé en toda la gente a la que Baron Cohen había engañado anteriormente y me sentí bien conmigo mismo porque no me atrapó", declaró Giuliani a The New York Post, agregando que es "fan de algunas de las películas" del sátiro británico.

Por su parte, Baron Cohen escribió en un reciente artículo de opinión en la revista Time que temió por su vida después de colarse en un mitin sobre los derechos a llevar armas en el estado de Washington.

La premisa del filme es que Borat, en desgracia por lo ocurrido en la primera película, busca redimir su nombre y el de su país presentando un regalo al vicepresidente Mike Pence, que aparece brevemente.

Misógino y racista

La campaña de promoción del filme incluye una cruenta parodia del Gobierno de Kazajistán en la que hay mensajes como: "Felicitamos a Trump por aplastar el Covid que le dieron los demócratas", y felicitando por su debate a Mike Pence, el vicepresident " Pussy- grabber", en referencia a las grabaciones de Trump durante su pasada campaña en las que se jactó de agarrar a las mujeres "por el coño".

Borat Sagdiyev, el personaje ficticio caricaturizado como un periodista kazajo, misógino, racista y obsesionado con el conservadurismo estadounidense, convive con seguidores de teorías conspiratorias y visita clínicas de aborto bajo el formato de falso documental.

La pandemia apareció como personaje sorpresa durante la grabación y Baron Cohen lo incluyó como invitado. Así, durante la cuarentena, convivió con defensores a ultranza de Trump y seguidores de teorías conspiratorias que aseguran ante las cámaras que los Clinton se alimentan con sangre de bebé y que el virus es una fabricación de las élites económicas.