Hay una estatua de Camarón de la Isla recluida en una fundición de Girona. Quien fuera la mujer del príncipe del flamenco, la Chispa, dice de ella que es en la que “más guapo” han sacado a su José. El precio de la escultura, tanto el original como el actual, es “muy asequible”. Y aun así, más de cuatro años después de que su autora, Susana Ruiz Blanch, recibiese el encargo, su obra sigue sin dueño.

El Ayuntamiento de Badalona contactó a finales de 2017 con esta escultora local para que moldease un Camarón de la Isla para colocarlo en la plaza que lleva su nombre en la localidad en la que murió hace ya 30 años. Corrían tiempos de triunfos para la CUP en este municipio, en el que gobernaba Dolors Sabater, líder de Guanyem Badalona en Comú y posterior candidata de la formación a la presidencia de la Generalitat.

Su equipo y ella cayeron tras una moción de censura, la herramienta democrática de moda en una ciudad que ha tenido cuatro alcaldes de tres partidos diferentes en el último lustro. Cuando el posterior gobierno, del PSC, llegó a la Alcaldía, retomó el proyecto de la estatua de Camarón. “Lo vieron muy suculento porque estaban a punto de llegar las elecciones”, opina Ruiz Blanch.

Los de Àlex Pastor, alcalde entre junio de 2018 y abril de 2020, encontraron “en un cajón” el proyecto del homenaje a Camarón. Les entra la prisa y deciden acortar tiempos. “Me piden desde el ayuntamiento y desde el Museo de Badalona un voto de confianza para que empiece a trabajar con el barro sin haber firmado ningún contrato”, relata la artista.

Las tres semanas que trabajó con el barro sin respaldo oficial eran “cruciales” para que la obra estuviese acabada a tiempo. “Cuando ya está todo iniciado, adelantado y entramos en una fase interesante, el contrato aún no ha llegado”, dice, por lo que comienza a pedirlo “de buena forma” y “sin perder la calma”. Se percata de que “algo estaba pasando” pero sigue trabajando en el modelado dos meses más.

Una vez empezada la escultura, no hay vuelta atrás. Ruiz Blanch ya había costeado de su propio bolsillo los gastos del espacio en el que trabajó, de los técnicos a los que subcontrató y de los materiales. Si abandona su Camarón, sale perdiendo, por lo que decide seguir reclamando un contrato que hasta hoy no ha recibido. Hace una última inversión para salvar su creación: el molde con el que Camarón puede transformarse en una estatua de bronce, de resina o del material elegido.

La artista avisa al Ayuntamiento de que la estatua no estará lista para el día límite. “Mis interlocutores se enojan”, afirma en el acento que adoptó esta badalonesa de su paso por Puerto Rico. “Yo me niego a seguir y, para la fecha en cuestión, ya no hay Camarón”.

De forma periódica, alguien en la plaza de la Vila recuerda que hay un molde de Camarón en algún lugar de Cataluña y vuelven a reavivar la propuesta de homenaje al artista. De seguido, Ruiz Blanch no vuelve a tener contacto con los técnicos municipales. Entre medias de uno de esos arrebatos, Jacobo Rivero, quien fuera director de Comunicación de Madrid Destino, perteneciente al Área de Cultura del consistorio capitalino, durante el mandato de Manuela Carmena, lee lo que está ocurriendo con la creación de esta artista, que durante su carrera ha moldeado estatuas de Anís del Mono, de Manolo Escobar o del astrólogo latinoamericano Walter Mercado.

Madrid Destino estaba desarrollando una iniciativa para impulsar un relato de la cultura musical de la ciudad. Comenzaron colocando una placa conmemorativa para el trompetista de jazz Jerry González en la casa de Lavapiés en la que vivió. En la esfera flamenca, a Enrique Morente le han dedicado unos jardines de Carabanchel y a Paco de Lucía una estación de metro. Pero a Camarón no le recordaba ningún rincón público de Madrid.

Este equipo de Cultura presentó la idea al departamento de flamenco de la SGAE y habló con tablaos y escuelas flamencas del Rastro para dar forma a la iniciativa y colocar la estatua en la plaza del General Vara de Rey. En este enclave del barrio de La Latina, en el que “es tan visible la presencia de la gente”, especialmente los domingos, Madrid Destino vio una oportunidad idónea para colocar una estatua a pie de calle que se mezclase entre los viandantes. El presupuesto, de alrededor de 30.000 euros, le pareció además al consistorio de Carmena “muy asequible”.

Pero ellos, como sus homólogos badaloneses, no cerraron la operación. Cuando José Luis Martínez-Almeida se convirtió en el nuevo alcalde de Madrid, solo les quedó la opción de mandar toda la documentación al nuevo Ejecutivo. El equipo actual, recalca la artista, no se ha puesto en contacto con ella.

“Yo la vendo al mejor postor ahora mismo”, sentencia Ruiz Blanch tal y como están las cosas. Ha hecho una inversión de 18.000 euros entre los materiales, el trabajo no pagado que ha llevado a cabo durante estos años y otros gastos. Con el encarecimiento del bronce, material con el que pretenden rellenar el molde de Camarón, el precio actual de la estatua ronda los 50.000 euros.