La cantante colombiana Shakira Mebarak presentó ayer en el juzgado su escrito de defensa en el que asegura que ha pagado 104 millones de euros en impuestos en todo el mundo, de los 90 han sido ingresados en la Hacienda española. La artista rechaza la acusación de haber defraudado 14,5 millones de euros y por la que la fiscalía le reclama ocho años de prisión, aludiendo a que entre 2012 y 2014, el periodo investigado, no superó los 183 días por año de presencia en España requeridos para tener la obligación de abonar los impuestos en nuestro país, ya que su modo de vida es “itinerante” por sus compromisos internacionales.

El escrito de su abogado, Pau Molins Amat, sostiene que Shakira es una contribuyente que siempre ha tenido una conducta fiscal “impecable” y que desde un primer momento se apoyó en asesores de primera línea como PriceWaterhouseCoopers, a la vez que destaca que no se han presentado “evidencias fehacientes” que soporten las imputaciones contra la cantante.

La artista de Barranquilla afirma que se “le ha perseguido encarnizadamente en el ámbito penal y mediático usando métodos inaceptables para atacar su reputación y forzarle a llegar a un acuerdo”. La cantante ya ha ingresado en Hacienda la deuda que se le reclama, más los intereses, superiores a 17 millones.

Shakira precisa en su escrito de defensa que, coincidiendo con la escolarización de su hijo mayor a finales de 2014, fue ella misma quien, “con total transparencia y buena fe”, se declaró residente fiscal en nuestro país, “en una muestra inequívoca” de su voluntad de cumplir con todas sus obligaciones ante Hacienda. En su opinión, resulta “difícil” de entender que la Agencia Tributaria extienda su reclamación incluso a 2011, cuando la cantante pasó como máximo 60 días en España.

En los años posteriores fue contratada por la cadena norteamericana NBC para participar como jurado en el programa The Voice, lo que le exigía su presencia física en EE UU con su primer hijo. Se trata, subraya la cantante, de hechos “notorios, públicos y registrados con numeroso material fotográfico y audiovisual”, recalca.

La defensa califica sus presencias en España de “esporádicas” para visitar al que era su novio, el futbolista Gerard Piqué, del que recientemente se ha separado. “Durante esta primera fase no existía entre ambos un compromiso firme, debido a sus respectivas situaciones personales, y solo podían verse aprovechando periodos vacacionales o desplazamientos fugaces, ya fuera en Barcelona o en otros lugares”, aclara.

Otro elemento que permitiría atribuir la residencia fiscal en España sería que Shakira hubiera sido el centro de actividad económica de la cantante. Sin embargo, subraya la cantante, nuestro país supone solo el 2% del origen de sus ingresos mundiales, mientras que su centro de negocios e intereses profesionales se encuentra principalmente en EE UU. Este dato, a su entender, “muestra, una vez más, de la escasa razonabilidad de la persecución de la Hacienda española, que invierte cuantiosos recursos públicos en una causa en la que carece de indicios para sostener una acusación”.

“En mi caso han vulnerado mi derecho a la intimidad y a la presunción de inocencia, derechos básicos de cualquier ciudadano”, asegura Shakira, que alega que “Hacienda ha recurrido a métodos tan poco ortodoxos e inaceptables como el requerimiento de datos privados a hospitales en los que pedía cita”. El equipo de Shakira relata como ejemplo que la acusación cuenta con todos los pagos realizados con una serie de tarjetas de crédito pertenecientes a su equipo y allegados efectuados en España para sumar días de presencia de Shakira en este país, “sin tener en cuenta que, en muchas ocasiones, existen pagos realizados simultáneamente en distintos lugares del mundo, sin que la artista se encontrara físicamente en dichos lugares”.

“Fechas contradictorias”

La defensa también detalla que la inspección de la Agencia Tributaria ha usado fechas y hechos contradictorios entre ellos. Para el juicio, la acusación ha citado a declarar como testigos a decenas de personas, como los vecinos de la escalera donde residía con su pareja, el futbolista Gerard Piqué o “personas que coincidieron con ella en escasas ocasiones o la entrevistaron una sola vez”, incide la cantante.

Ahora Shakira lo tiene claro, y más después pactar con Piqué el convenio regulador de guarda y custodia de sus hijos: se va a vivir a Miami con Milan, de 9 años, y Sasha, de 7. Ya tiene las maletas listas y pondrá fin a 12 años en Barcelona cuando el delicado estado de salud de su padre, William Mebarak, lo permita. Por tanto, el siguiente paso es vender la casa que compartió con el exfutbolista y la vivienda de al lado, en la que residen los padres de la intérprete. Tanto la cantante como el empresario han colgado vídeos del que fuera su hogar en las redes sociales.