Louis Garrel | Actor y director francés

“Cuando me acuerdo de mí a los 20 años pienso que era un cretino”

Estrena la película ‘El inocente’, una mezcla de comedia y ‘thriller’ inspirada en la biografía de su madre, que impartió talleres de teatro en la cárcel y llegó a casarse con un recluso

Louis Garrel, en la presentación de ‘El inocente’ en el Festival de Cannes 2022.  | // JEAN-LOUS HUPÉ / FDC

Louis Garrel, en la presentación de ‘El inocente’ en el Festival de Cannes 2022. | // JEAN-LOUS HUPÉ / FDC

Nando Salvá

Creció como actor a la sombra de su padre, Philippe Garrel —autor esencial del cine francés moderno—, que le transmitió su apellido y ha contado con su presencia en el reparto de todas sus películas recientes. Paralelamente, en todo caso, Louis Garrel (París, 1983) no solo se ha afianzado como uno de los intérpretes más icónicos de su país, sino que también ha emprendido camino desde detrás de la cámara. La cuarta película que dirige y protagoniza, El inocente, se estrenó ayer en España. Mezcla ingeniosa y excéntrica de comedia e intriga criminal, está inspirada en un dato de su biografía: su madre, la actriz y directora Brigitte Sy, organizó talleres de teatro en la cárcel y llegó a casarse con un recluso.

¿Cómo decidió hacer una película inspirada en su madre?

Primero decidí que quería dirigir una película de aventuras e inmediatamente pensé en relacionarla con el mundo carcelario porque siempre me he sentido cercano a él. Cuando yo era niño, mi madre solía celebrar en casa reuniones y fiestas en las que se juntaban antiguos presidiarios e intelectuales interesados en la marginalidad, y los exconvictos me contaban historias en las que enfatizaban el lado romántico del crimen. Siempre he sentido cierta fascinación por los delincuentes, personas que deciden excluirse de la sociedad y vivir permanentemente en peligro, en la oscuridad.

En todo caso, no es una película oscura. Todo lo contrario.

Cuando un cineasta decide hablar de su propia madre, el resultado suele ser una película muy grave y angustiosa. Yo me dije que, en cambio, que El inocente debía ser ligera y entretenida, cine para todos los públicos. Por eso pensé que sería buena idea que tocara varios géneros, como la intriga policiaca y la comedia romántica, que se atemperaran los unos a los otros; la película tiene algo de thriller, pero no rebosa testosterona, y tiene algo de historia de amor, pero no resulta excesivamente sentimental. Y, sobre todo, es puro escapismo, un intento de proporcionar placer al espectador.

¿Hasta qué punto es esa búsqueda del escapismo una forma de cuestionar la imagen que el público tiene de usted, vinculada al cine de autor?

Quizá de forma inconsciente. Me consta que, al principio de mi carrera como actor, los directores solían escogerme para dar vida a personajes oscuros y atormentados, y yo mismo daba la sensación de ser un tipo antipático y aburrido. Francamente, cuando me acuerdo de mí mismo a los veinte años, pienso que ese tipo era un cretino.

¿Qué episodio de su propia vida considera que podría servir a sus hijos de inspiración para una futura película?

Mis hijos serán libres de hacer lo que ellos quieran, pero creo que prefiero que dediquen su vida a algo más útil, como la geografía o la medicina. Tienen una ventaja respecto a mí, porque son inteligentes. De niño, mi única aspiración en la vida era ganar algún campeonato de skating. Estaba obsesionado con el monopatín. Quizá algún día dirija una película basada en ese mundo, me gustaría.

¿Diría que actualmente le importa más su carrera como director que su trabajo actoral?

¡Oh, no! La interpretación me sigue ilusionando muchísimo, y suelo pensar en aquellos directores y actores con quienes me gustaría rodar en algún momento. Me encantaría trabajar para Pedro Almodóvar, que es un buen amigo, y confieso que estoy un poco obsesionado con el cómico Will Ferrell. Me haría feliz coprotagonizar una comedia junto a él.

En los últimos años, usted ha rodado sendas películas a las órdenes de Roman Polanski y Woody Allen, directores acusados de haber cometido agresiones sexuales. ¿Cree que es posible considerar las obras de arte con independencia de la moralidad de quienes las crean?

No sé responder a esa pregunta con un sí o un no. Creo que el mundo del cine lleva tiempo inmerso en un proceso muy saludable de autoevaluación al respecto del sexismo. Todos debemos someternos de forma constante a ese tipo de examen. Yo mismo, si bien me considero una persona sensible y feminista, a veces me dejo llevar inconscientemente por ciertos impulsos machistas. Es algo contra lo que lucho. En ese sentido, me ayuda mucho rodearme de amigas dispuestas a echarme una bronca si es necesario, y también de gente joven que tiene las cosas mucho más claras que yo y que a menudo hacen que me sienta estúpido. Y viejo.

Aún no ha cumplido los cuarenta años...

La edad no me intimida y, como digo, no echo de menos a la persona que solía ser. Pero es innegable que el paso del tiempo me ha afectado. Yo antes vivía intensamente la noche, y ahora, en cambio, prefiero quedarme hasta altas horas de la madrugada viendo películas en casa. Otra cosa que me recuerda que ya no soy joven es el sentimiento que me produce Instagram. Supongo que, si yo tuviera 20 años en la actualidad, estaría encantado de exhibirme publicando fotografías. En cambio, cuando veo las que publican los demás siento una extraña mezcla de desprecio y envidia.