Comprar ropa nueva cada quince días no tiene sentido aunque la publicidad y las redes sociales lo fomentan. Las actuales tendencias, y la mayor conciencia de las nuevas generaciones, también sabe que la moda es una de las industrias más contaminantes del mundo. Estas razones, junto conque ahora existen más tribus urbanas y se lleva lo de mezclar piezas nuevas y antiguas, hace que actualmente exista un auge de las tiendas de segunda mano, tanto de venta digital como en tienda física. Algunos emprendedores han visto el negocio y se está consolidando un modelo: el de mercadillos efímeros de ropa vintage, itinerantes por toda España. El Palexco de A Coruña tiene abierto uno este fin de semana, el Rethink Vintage.

Sobre la una de esta mañana existían largas colas rodeando todo Palexco para entrar a revolver las miles de prendas de todos los estilos y tallas que colgaban de las perchas. El precio: un kilo, 35 euros. Una joven con un móvil en llamada de Whatsapp recorrió todos los percheros para que su amiga, que no pudo acudir, viese lo que había y le indicase si le gustaba algo para comprarlo. "Aquí hay abrigos de piel, pero eso no, que somos animalistas", comentó.

Este mercadillo de ropa al peso atrajo sobre todo a mucha gente muy joven, que se concentró sobre todo en ropa de verano, mientras que quedaron casi olvidados muchos mercheros de jerseys de muy buena calidad, de lana y angora, que debido al solazo de esta jornada no atraían tanto. Las camisas oversize también fue uno de los artículos más buscados. Y sorprendentemente se adquirieron muchas faldas de cuadro escocés tableadas. Chándales, muchas americanas de hombre de gran calidad, pantalones finos de traje masculinos, faldas de todo tipo, abrigos de lana gruesa, pantalones de cuero. Había prendas que a cualquiera nos sonarían por ser del estilo de nuestra madre o abuela, jerseys enormes de rombos, grandes cazadoras de ante. Prendas fabricadas sobre todo en Alemania, también en Italia y Francia. Muy pocas marcas famosas.

Junto al gran número de jóvenes que podían verse, también acudieron muchas mujeres (también algunos hombres) de mayor edad, que venían a la búsqueda de piezas muy concretas, "de buena calidad" y con unos cortes y diseños que no encuentran hoy en día en la ropa hecha en serie. También porque prefieren prendas "diferentes", y no ir vestidas con ropa de las mismas cadenas internacionales.

Las colas en el exterior eran tan largas como las de los probadores en el interior del Palexco