Víctor nos da la bienvenida a su casa y quizás podríamos añadir, "de los horrores", porque su piso de alquiler en Santiago en el que convive con otros dos estudiantes, da miedo. Las paredes chorrean los marcos de las ventanas están podridos de la humedad y por tener tienen de vez en cuando hasta ratones, que mantiene a raya su gato .A estas alturas se estarán preguntando por qué siguen viviendo ahí. Pues porque a estas alturas del curso, nos dice Víctor, no hay muchas posibilidades de encontrar otro piso. Pagan 475 euros, cuando lo alquilaron a principios de septiembre no estaba en tan malas condiciones. Cuando empezaron las lluvias empezaron a brotar los problemas. Hasta ahora nadie les da una solución. Pero más allá de su problema denuncian que muchos pisos de estudiantes son caros y sin condiciones dignas de habitabilidad.