[endif]La ciudad cuenta en su nomenclátor con varias calles dedicadas a médicos que se destacaron por su labor humanitaria y por su dedicación a los desfavorecidos. Enrique Hervada García-Sampedro es uno de estos doctores, con una biografía que refleja una vida volcada totalmente hacia la medicina. Nació en A Coruña en 1883 y estudió la carrera en Santiago, aunque se licenció y doctoró en Madrid con unas excelentes calificaciones. Amplió sus conocimientos en París y ya en 1910 tenía su despacho en nuestra ciudad. Su valía como médico y su amabilidad con los pacientes provocaron que su consulta fuese una de las más concurridas de A Coruña. Como prueba de su desinterés por el enriquecimiento se menciona su participación en una sociedad asistencial que cobraba a sus afiliados una cantidad ridícula. Hervada prestó sus servicios en esta empresa durante muchos años para garantizar la atención de muchos ciudadanos sin recursos, al tiempo que atendía gratuitamente en el dispensario antituberculoso de la calle del Sol y en el Sanatorio de Oza. El doctor Hervada fue el primer médico de la ciudad que usó rayos X, así como el introductor del uso del Salvarsán y las sales de oro para tratar la tuberculosis. Publicó más de un centenar de trabajos médicos y fue miembro destacado de varias sociedades científicas. En el plano social fue presidente del Círculo de Artesanos y se ganó el aprecio de cientos de coruñeses gracias a su simpatía y amabilidad. Su fallecimiento se produjo en 1953 a causa de una encefalitis vírica que le contagió uno de sus pacientes y que él mismo había diagnosticado. A pesar de que las autoridades lo prohibían, los ciudadanos llevaron su féretro a hombros desde su domicilio hasta el cementerio. Fueron miles los coruñeses que acompañaron al doctor Hervada hasta San Amaro, en uno de los sepelios más concurridos en la historia de la ciudad. El Ayuntamiento dedicó una calle en memoria de este insigne médico en el barrio de Cuatro Caminos. / J. M. Gutiérrez