A fin de evitar que mi madre se desplace al banco a sacar dinero tras hacerse efectivo el pago de la pensión de viudedad, con las múltiples molestias que de ello se derivan para alguien con 84 años, es una tarea que suelo reservarme de forma periódica desde hace tiempo. En la fría tarde del domingo, al entrar en el local del cajero automático de la sucursal observo que un lateral del mismo hay una persona adulta introducida en un saco de dormir con bolsas, prendas de ropa y envases de comida y bebida depositados a su alrededor. Hay quien pueda sentir miedo, inquietud o desconfianza ante la presencia de un hombre sin techo en el cajero, sin embargo, los medios de comunicación hablan de más de 270 dirigentes o responsables de entidades financieras sentados en el banquillo de los juzgados durante estos últimos años. Los prejuicios conducen al error, las apariencias engañan.