Fernando del Paso, sexto escritor mexicano que recibe el Premio Cervantes, aprovechó ayer su discurso de agradecimiento para denunciar la situación actual de su país en una intervención política, literaria, y biográfica, donde no faltó el humor y juego lingüístico. "Las cosas no han cambiado en México sino para empeorar, continúan los atracos, las extorsiones, los secuestros, las desapariciones, los feminicidios, la discriminación, la impunidad y el cinismo", señaló Del Paso en la ceremonia celebrada en la Universidad de Alcalá de Henares, en presencia de los Reyes y ante el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, el secretario de Cultura de México, Rafael Tovar, y el líder de la oposición Pedro Sánchez, entre otros personalidades y representantes institucionales.

En silla de ruedas, muy elegante, con traje azul de raya diplomática roja y con una corbata roja y amarilla, para llevar a España "en el pecho, muy cerca del corazón", el escritor mexicano resaltó: "Criticar a mi país en un país extranjero me da vergüenza". "Pues bien, me trago esa vergüenza. No denunciarlo, eso sí que me daría aún más vergüenza", precisó, al tiempo que subrayó que quiso aprovechar "este foro internacional para denunciar a los cuatro vientos la aprobación en el Estado de México de la bautizada como Ley Anteco". "Una ley opresora -explicó- que habilita a la policía a apresar e incluso a disparar en manifestaciones y reuniones públicas a quienes atenten, según su criterio, contra la seguridad, el orden público, la integridad, la vida, los bienes... Esto parecería tan solo el principio de un Estado totalitario que no podemos permitir".

El escritor mexicano al recibir el premio Cervantes, el máximo galardón de las letras en castellano, también hizo un elogio de la lengua en castellano y recordó que "desde hace 81 años y 22 días", cuando llora, lo hace en castellano, pero también ríe habla y escribe en castellano.

El ministro de Educación, Cultura y Deporte, Iñigo Méndez de Vigo, quien abrió la ceremonia de entrega del premio destacó que Del Paso reconoce la literatura como "la forma más alta de expresión", "una recreación de la vida, la libertad y la esperanza", pero su curiosidad lo ha llevado a apasionarse por otras disciplinas como la pintura y la historia.

Méndez de Vigo destacó la preocupación del Premio Cervantes por el destino de la humanidad, como demuestra en su libro Palinuro de México en el que "sintetiza su compromiso con los desheredados de la tierra" al afirmar: "Los verdaderos agitadores son la miseria, la ignorancia y el hambre". También resaltó el amor de Del Paso por el idioma español a lo largo de su vida y recordó las palabras que pronunció en el homenaje recibido con motivo de su octogésimo aniversario en el Palacio de Bellas Artes en México: "Fue una gran suerte haber nacido en México y hablar y escribir en lengua castellana".

El rey Felipe VI cerró la ceremonia y en su discurso aseguró que la riqueza del español se debe a su capacidad de "continua transformación" y a su "mestizaje permanente en el que cada país del mundo en que se habla es un afluente que rejuvenece y ensancha a cada tramo su inmenso caudal".

En la ceremonia que coincide con la celebración este año del 400 aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes, el Rey agradeció a Del Paso "todo lo que su obra nos aporta, nos deleita e interroga", así como "su testimonio de amor a una lengua y a una tradición literaria que hoy honramos".

Tras el discurso con el que ha clausurado el acto, el Rey, junto a la reina Letizia, acompañaron al autor galardonado y a su esposa, Socorro, hasta el patio del edificio histórico de la Universidad de Alcalá para hacerse una "foto de familia", en la que también posaron el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy; el ministro de Cultura en funciones, Íñigo Méndez de Vigo; y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes.