Cinco meses. Ése fue el plazo en el que Alcuba dejó de ser una constructora aparentemente solvente para convertirse en una sociedad en suspensión de pagos con 14 millones de euros de deuda vencida que bracea por no sucumbir al tsunami del crac del ladrillo.

La constructora que tiene su sede en la rúa dos Templarios de Culleredo busca recursos para levantar el concurso de acreedores que sus administradores solicitaron el pasado 11 de noviembre ante el juzgado Mercantil y acaba de despedir a una decena de trabajadores eventuales a los que no tiene dónde ocupar pese a que dice contar con una cartera de proyectos contratados y pendientes de ejecución que valora en 70 millones de euros.

Los portavoces de la Mantenimientos y Construcciones Alcuba aseguraron una vez presentado el concurso que la entidad lo había intentado todo y justificó su situación en la actual tendencia de los bancos a cerrar el grifo del dinero contante y sonante. Pero no hacía tanto que había recibido una inyección de líquido. La empresa obtuvo el 27 de junio 11,7 millones de euros de un total de diez entidades bancarias con los que pretendía saldar las deudas contraídas en los dos últimos meses y relanzar su actividad, centrada en la obra civil. La suma sin embargo sólo le permitió hacer frente al pago de los recibos de mayo y junio que adeudaba a sus proveedores.

En la memoria jurídico-económica que la constructora entregó en el juzgado de lo Mercantil para justificar la solicitud del concurso de acreedores -y a la que ha tenido acceso este diario-, los responsables de Alcuba reconocen que su cifra de negocio se redujo un 5% durante el primer semestre del año a causa de una incipiente ralentización de la actividad.

La caída de ingresos fue a más y la empresa retrasó los pagos a los acreedores, que tanto en mayo como en junio vieron cómo los bancos les devolvían sus pagarés con el sello de "impagado". Las suministradoras cerraron el grifo, lo que frenó todavía más la actividad de la constructora, que a finales de junio consiguió salir momentáneamente a flote para hundirse de nuevo en septiembre. Los 11,7 millones que permitieron esta resurrección salieron sobre todo de Caixa Catalunya (que prestó 2.725.000 euros), Banesto (2.300.000 euros), Banco Santander (1.950.000) y Caja Madrid (1.430.000 euros), aunque entre los restantes seis bancos -y con cantidades menores- se encuentran tres entidades gallegas: Banco Gallego, Banco de Galicia y Caixa Galicia, que prestó 690.000 euros.

La tranquilidad en la rúa dos Templarios duró apenas un mes. La memoria argumenta que la constructora se encontró entre junio y septiembre -y "para su sorpresa"- con una "dramática" reducción de las certificaciones de obra que asentó la desconfianza entre los proveedores. Los autónomos y pymes suministradoras de materiales y maquinaria -entre quienes se reparte el 95,7% de los 14 millones de deuda- decidieron romper las relaciones comerciales hasta que las entidades financieras no garantizasen o avalasen los pagos de la constructora, un episodio que no llegó a producirse, aunque la empresa todavía lo pretende.

Mantenimientos y Construcciones Alcuba vio como sus ingresos caían -un 36% en agosto y un 70% en septiembre, según cifras de la propia entidad- hasta obligarla a paralizar su actividad. El 15 de septiembre la "no atención de vencimientos" se generalizó y Alcuba intentó poner en marcha un plan de viabilidad con el que salir definitivamente a flote.

El proyecto pasaba por desinvertir activos -vender oficinas, plazas de garaje y cobrar la venta de un solar en Granada- para generar líquido y por un plan de refinanciación de la deuda con una carencia de pagos durante un tiempo. Alcuba negoció con los proveedores para abonarles la mitad de la deuda en especia con propiedades inmobiliarias y buscaba algún método que garantizase que las pymes no volverían a ver devueltos sus recibos.

La negociación a contrarreloj se estampó contra la lentitud de los procesos de tasación de inmuebles y de decisión de las entidades financieras y el 10 de noviembre, Alcuba se despertó con una solicitud de concurso necesario promovido una de sus acreedoras. La entidad logró pactar con el acreedor, que retiró la solicitud dos días después de que Alcuba hiciese su solicitud de concurso voluntario, una fórmula más ventajosa para la empresa y menos para los acreedores. De los 14 millones de deuda vencida, sólo 625.593 euros pertenecen a entidades bancarias.

Mantenimientos y Construcciones Alcuba se vio arrastrada a las deudas en gran parte por su asociación con Inalcuba, una empresa con la misma administración y accionariado que se escindió de la matriz para asumir la división de promoción de viviendas, mientras Inalcuba se quedaba con la obra pública. Inalcuba se constituyó en 2001 como filial de la matriz, participada en un 100% por ésta y desde entonces alcanzó "volúmenes de actividad y niveles de rentabilidad significativos", según sus administradores.

Las dos empresas se escindieron en agosto de 2007 en dos sociedades. Inalcuba asumió la rama de promoción inmobiliaria de Alcuba, con las promociones que desarrollaba y gestionaba en ese momento y la participación de la matriz en Inalcuba y Soincenor, otra empresa del grupo.

La constructora reconoce en su memoria económica que Alcuba prestaba fondos a Inalcuba en forma de cuenta corriente para financiar la actividad inmobiliaria, que hasta que comenzó a desacelerarse el mercado le resultó "altamente rentable". En la actual situación Inalcuba se ha convertido en una de las principales deudoras de Alcuba, con al menos 21.887 euros pendientes de pago. Pero Inalcuba también se haya inmersa en un concurso de acreedores que la empresa matrizha solicitado se una al suyo.

El comité de empresa, constituido una vez iniciado el proceso concursal, considera que la situación en la que se encuentra Alcuba se produjo por una serie de errores de gestión, pero nunca a causa del exceso de trabajadores. Así al menos lo manifestó el representante de la Federación de Construcción de Comisiones Obreras, Sergio López, quien criticó que la empresa intente aprovechar la situación de concurso para aligerar la plantilla y sin comunicárselo al comité de empresa.