Carolina Alguacil acuñó el término mileurista en el año 2005. Ella era una más de esos trabajadores que cobran unos 1.000 euros al mes y que pertenecen a una nueva clase social con títulos y formación donde los limitados ingresos sólo permiten vivir al día y, por supuesto, hacen inviable todo lo que suene a lujo o capricho. Ni siquiera el ahorro tiene cabida en sus economías domésticas. Pero esta situación de estrecheces y austeridad es en Galicia un sueño para el casi medio millón de personas que ingresan en sus cuentas menos de 900 euros al mes. Son 451.000 trabajadores que no dan ni el perfil para ser calificados como mileuristas.

Los datos de la Agencia Estatal de la Administración Tributaria (Aeat) indican que casi el 40% de la masa asalariada de Galicia cobraba en 2008 -último año con los datos actualizados- menos de 900 euros al mes. Y esto era antes de que la crisis estallara con toda su intensidad y provocara un incremento descontrolado en las filas del paro y un reajuste de las nóminas. Al ser los datos de la Aeat, no se recogen los posibles ingresos en B ni las percepciones por trabajos de economía sumergida, pero sí que reflejan el importe de las nóminas declaradas por las empresas. No obstante, tampoco se aclara si se tratan de contratos indefinidos, de media jornada o por horas.

Pero los datos con rotundos. Del 1,13 millones de trabajadores que había en Galicia en el año 2008, el 40% cobra menos de 900 euros al mes. Con la particularidad de que este tramo está copado por las mujeres, pues son 255.800 por 195.000 varones. Afinando un poco más los datos de la Agencia Tributaria se descubre que hay 283.000 empleados gallegos que cobran menos de 600 euros al mes. Y que de ellos, 152.000 se tienen que conformar con ganar menos de 300 euros. Para estos últimos, su salario medio anual se queda en 1.851 euros.

¿En qué sectores operan estos trabajadores? No es fácil de precisar, pero por el gran número de afectados se deduce que están vinculadas a un gran variedad de actividades. En todo caso, el sector que menos paga es el de la hostelería y restauración, con un sueldo anual medio de 8.351 euros. Es el más bajo, y con diferencia, de todas las ramas productivas, con 9.000 euros por debajo del salario medio de la comunidad autónoma, situado en 17.736 euros.

En cuanto a la distribución por provincias, los datos de la Agencia Estatal de la Administración Tributaria son calcados en Pontevedra y A Coruña, por un lado, y en Lugo y Ourense, por el otro.

En la provincia coruñesa son 172.000 los trabajadores que declaran un ingresos por debajo de los 900 euros al mes, de los cuales 50.000 cobran entre 300 y de 600 euros y casi 59.000 por debajo de los 300 euros. Hay otras 62.700 con nóminas de entre 600 y 900 euros. En Pontevedra se repite prácticamente la misma radiografía.

En el caso de la provincia de Ourense, son 51.500 las personas asalariadas que perciben menos de 900 euros, de las que 14.500 cobran entre 300 y 600 euros y 16.600 menos de 300 euros. En la provincia de Lugo, los números son también muy parejos.

Mercedes Lago es técnica de instalaciones deportivas, una de las actividades con los salarios más bajos de Galicia. De hecho, hace poco concluyeron una huelga que duró mes y medio para forzar una subida salarial en el nuevo convenio que permitiera dejar atrás los 650 euros mensuales que se paga de media en el sector. El acuerdo les permitirá acercarse a la barrera de los 1.000 euros, pero sin llegar a esa cantidad, aunque eso será en el año 2012.

"Llegar a los mil euros es un sueño, sigue siendo un sueño porque no vamos a llegar a esa cantidad. Para nosotros, un mileurista lo tiene todo", asegura Mercedes Lago.

Su trabajo actual es sólo de media jornada, por lo que no le da para vivir. Para cubrir los gastos básico se apoya en su pareja. "Tienes que renunciar a todo, a todo. No puedes comprarte nada. Vives con lo mínimo. De irte a cenar, salir por ahí... de eso nada. Tomarte una cerveza por la noches, como cualquier persona, es muy difícil de hacer", relata esta técnica ferrolana de instalaciones deportivas.

Sus ingresos no le permiten ningún lujo y si le obligan a muchas privaciones. "No nos podemos permitir nada. No da ni para cubrir los gatos vitales. Incluso el estar enfermo es un lujo, porque si pides la baja sólo cobras el 70% del salario. No nos podemos permitir ni una gripe ni nada. Evidentemente, si una persona se quiere emancipar, no puede", relata Mercedes.

A sus 33 años, Susana Pérez se aplica duro para presentarse a las oposiciones de profesora. Las ve como una posibilidad, aunque complicada, para encontrar la estabilidad laboral y un salario digno con el que vivir con desahogo. Sus contratos son temporales y están siempre pendientes de la difícil coyuntura económica. "No tengo garantías de cuanto puede durar. El de ahora acaba cuando llegue el verano y luego ya veremos lo que pasa", cuenta.

Monitora de piscina y de gimnasia para personas mayores en Pontevedra, su trabajo le requiere unas veinte horas a la semana. Así que el resto de la jornada diaria la dedica a prepararse para las oposiciones. Las horas que no pasa en la piscina, las invierte en la biblioteca.

Para ella, como para otros 450.000 gallegos, cobrar al mes mil euros euros es toda una ambición. "Estaría muy bien. Para eso estoy estudiando las oposiciones. A ver si este año hay suerte", dice. Atrás quedan ya las numerosas entrevistas de trabajo a las que se presentó sin resultado. "No hay nada que hacer y más ahora con la crisis", asegura esta monitora gallega.

Pero optimismo no le falta. El reducido sueldo le obliga a muchas privaciones, pero es independiente. "Renuncias a salir, a comprar... pero una se va aguantando y llevando la cosa. Me las arreglo sola. Al final vas estirando el dinero y haces maravillas", asegura Susana Pérez.