El mar siempre ha representado una fuente de recursos inagotable. Además de los alimentarios, los océanos también ofrecen recursos sanitarios, químicos y de energía en forma de combustible líquido sustitutivo del petróleo, el conocido como biodiésel marino o biodiésel de algas. Este gran potencial de los vegetales marinos no pasa desapercibido y la búsqueda de nuevas alternativas para la producción de biocombustibles más viables y económicos aumenta día a día. La multinacional gallega Jealsa Rianxeira y el consorcio Enerxía de Galicia (Engasa) -entidad que aglutina a 22 empresas de distribución de electricidad- colaboran en un proyecto para la producción de forma industrial de algas microscópicas con aplicaciones en varios sectores, como la energía o la alimentación, entre otros usos.

El proyecto está ideado para lograr un método de producción y aprovechamiento óptimo, cerrando el círculo de eficiencia, que incluye utilizar los residuos generados al procesar la biomasa para plantas de biogás. "Estamos interesados en sacar rendimiento a este sustrato vegetal, que saldría más barato que con la producción actual, ya que se trata de residuos", comenta el presidente de Engasa, Benito Fernández, en relación a su aplicación en microplantas de biogás para producir electricidad. Por su parte la conservera Jealsa Rianxeira tiene como interés fundamental la obtención de proteínas y ácidos grasos como el omega 3 para el consumo humano.

Las empresas gallegas están integradas en el consorcio Bioser junto con las cántabras Biocarburantes Bahía de Santander (Biobas) y Tinamenor, dedicada a la acuicultura. Cada empresa aporta sus conocimientos en cada sector y parte de su equipo de I+D+i, que junto con el Grupo de Ingeniería Ambiental y el de Ecología de la Universidad de Cantabria -que se encargan de la dirección técnica- están trabajando ya en el desarrollo de este sistema. A través de un fotobiorreactor -un sistema capaz de generar la fotosíntesis de las clorofilas marinas- se cultivan microalgas. La biomasa producida tiene diferentes utilidades, como la obtención de aceites para producir biodiésel, proteínas para la alimentación animal y humana e incluso los propios residuos resultantes tienen utilidad como sustrato para las plantas de biogás.

El primer paso del proyecto es la producción de microalgas con gran potencial energético. Al ser organismos unicelulares, su crecimiento es mayor y la transformación y procesamiento de la materia orgánica es más fácil que con otros vegetales, como la colza o la palma que se utilizan actualmente para la producción de biodiésel. No obstante, el estudio también abarca el análisis de distintos tipos de algas para determinar qué especies son las mejores desde el punto de vista de su rendimiento y de que sirvan para otras aplicaciones no energéticas.

Alimentación animal o humana

Posteriormente, los investigadores diseñarán un reactor y un software para producir y hacer crecer a estas plantas acuáticas con un aprovechamiento óptimo de los recursos. Si hasta ahora la biomasa de algas se ha utilizado para objetivos concretos (depuración de aguas residuales o producción de biocombustible), este proyecto es más ambicioso, ya que quiere investigar otras aplicaciones como es el caso de la alimentación animal o la producción de subproductos para la alimentación humana. Por esta razón participan en el proyecto sociedades tan diferentes. "Compatibilizamos los intereses de las diferentes empresas participantes en un proyecto ilusionante y de futuro que ofrecerá solución a problemas actuales, como la fabricación de biocarburantes de segunda generación, extracción de proteínas como aditivos para productos alimenticios, etc.", indica el consejero de Biobas, David González Pescador. "Esperamos tener resultados en 4 años, cuando construyamos la primera planta piloto", concluye.

De las 46 plantas de biodiésel puestas en marcha en España, el 75% están paradas y muchas de las empresas asociadas a estas explotaciones en suspensión de pagos. Según los datos de la división de Biocarburantes de la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA), el ratio medio de producción del sector se sitúa en torno al 10% de la capacidad instalada. Desde APPA Biocarburantes ven dos problemas en el sector: las "importaciones desleales" -el comercio de biodiésel proveniente de EEUU y Argentina beneficiado por subvenciones en origen y en destino- y el retraso en promulgar la legislación que permitirá incrementar el porcentaje de biodiésel y bioetanol que se puede mezclar en el gasóleo y en la gasolina, respectivamente, en España. Esta demora hará muy difícil cumplir con la obligación española de mezclar un 5,83% de biocarburantes en el total de los combustibles puestos en el mercado en 2010, según las petroleras y los productores de biocarburantes.