El grupo Sargadelos de cerámica de diseño tenía pedidos valorados en 8.000 euros sin atender cuando en septiembre solicitó a la Xunta permiso para despedir a 23 empleados en Cerámicas O Castro (Sada) y a otros 26 trabajadores de la factoría de Cervo, en Lugo, a través de dos Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) por causas económicas. La compañía reconoció que sus ventas aumentaron un 20% desde el inicio del año, por lo que en el momento de plantear los despidos no tenía pérdidas y la Xunta rechazó los despidos de la planta de Sada, pero aceptó que se produjesen los de Lugo y se apoyó en los balances de las dos empresas para justificar su decisión. La empresa sin embargo todavía no ha ejecutado el ERE de Lugo aprobado hace ya dos semanas, pero ha decidido despedir a cuatro empleados de O Castro, por lo que la plantilla irá a la huelga todos los viernes de octubre y noviembre en defensa del mantenimiento de los centros de trabajo.

La resolución del ERE de la Xunta, a la que ha tenido acceso este diario, recoge que Cerámicas O Castro no sólo no es una empresa en crisis -sólo tuvo pérdidas en 2009-, sino que los dos ERE temporales que la empresa aplicó en 2009 con acuerdo de los trabajadores le permitieron ahorrar 340.000 euros y reducir el excedente de piezas de sus almacenes. El parón de la producción también generó cierto desabastecimiento de los puntos de venta de cerámica de Sargadelos, pese a lo cual, la empresa considera que los 8.000 euros en que están valorados los pedidos pendientes de atender están "en los parámetros normales". El ERE según Traballo, no sólo no estaba suficientemente justificado sino que presentaba irregularidades porque no detallaba el criterio empleado en la selección de los 23 trabajadores afectados por la medida ni había tenido en cuenta la antigüedad de los damnificados, dado que la mayoría eran mujeres y mayores de 55 años. El comité de empresa de Cerámicas O Castro y los sindicatos denuncian que los cuatro despidos de la semana pasada son sólo la primera medida de "acoso y derribo" que la dirección pretende adoptar en O Castro, donde en los últimos meses sólo busca "crear un ambiente de conflicto", como ayer denunció Roberto Teixido de la federación del metal de UGT. Teixido calificó al consejero delegado del grupo cerámico, Segismundo García, como "un mal empresario y un mal ejemplo" y denunció que durante una reunión con los trabajadores les advirtió: "Aquí va a haber "sangre, sudor y lágrimas". Tanto UGT y Comisiones Obreras insisten en que la dirección de la empresa defiende "intereses ocultos" y busca "cargarse la empresa" y advierten de que sólo así se entiende que cuando el Gobierno y la Xunta ofrecieron más de medio millón de euros en ayudas para financiar un plan de prejubilaciones, la dirección rompiese las negociaciones con los trabajadores.